
El triunfo popular en Bolivia es para festejar, realmente.
Por Miguel Bonasso (*)
El triunfo popular en Bolivia es para festejar, realmente. Es una concluyente derrota del fascismo que aplicaron contra el gobierno progresista de Evo Morales. Que les dolía mucho, porque era exitoso. No tengo dudas de que esta elección va a influir sobre toda América. No solamente la del Sur. Bolivia es estratégica, siempre lo ha sido.
No fue casualidad que el Comandante Ernesto Guevara la eligiera como punto de arranque para un proceso de liberación nacional en la región. Esto muestra que los payasos de plástico, inventados por el imperialismo y sus oligarquías subordinadas, no tienen el respaldo electoral que cacarean. Lo que le pasó a la payasa que pusieron de presidenta vale como lección para los Guaidós que andan por ahí tratando de violar la soberanía nacional de los pueblos de nuestra América.
Es también una lección para cuando salgamos de esta peste siniestra creada por la codicia de los deforestadores seriales, al estilo Eurnekian y compañía. El dilema será el mismo de siempre, el mismo de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial: socialismo contra fascismo. No hay cambios tecnológicos, ni mensajitos posmodernos que alcancen a tapar esta contradicción permanente. La alternativa es clara: democracia participativa, versus pseudodemocracia subordinada al poder financiero. La lucha continúa. Viva la Patria Grande.
(*) Periodista y escritor. Exdiputado nacional.