Balance en tiempo de festejos

Reflexionar es un intento de hacernos más humanos

Edición
1137

Inevitable. Marca decembrina(perteneciente o relativo a diciembre o característico de este mes). Es -se quiera o no- tiempo de balances. Hubo y habrá para todos los gustos. Amañados, sinceros. Arreglados, desprolijos. Inconclusos, completos. Inesperados, indecorosos. Necesarios, eludibles. Buenos, malos. Fríos, apasionados. Tolerables, dolorosos. Olvidables, queribles. Depende, claro está, del resultado. Confrontar la expectativa del inicio de año, con éste ahora. Todo,marcado por el fútbol porque cerramos el ciclo con un campeonato mundial, el tercero para nuestro país después de 36 años, justo cuando en Entre Ríos se quedó la Copa Argentina. Y es historia. Más allá de tremendas alegrías, no pudimos -estimado lector- sustraernos del tiempo de repaso y quisimos hacerlo confrontando las notas y temas de cada mes (mientras sigue el festejo y cierta distensión social). Para reflexionar un poco sobre aquello que nos llamó la atención y pusimos en letra de molde, en el intento de compartir el camino de hacernos más humanos.

Por Néstor Banega

La Guerra sigue, peor que entonces

Fue hacia fines de febrero que la invasión a Ucrania conmovió al mundo. Estropicio humano la guerra. Decisión autocrática de dañar (en este caso), mezquina y repudiable. Un conflicto armado, no importa su volumen, no deja nada. Solo quita y siembra un dolor que se prolonga en el tiempo. En este caso fue inmediata la repercusión en todo el planeta. Impacto en las políticas alimentarias y energéticas globales. Una injusticia desde cualquier punto de vista.

Alcanzamos el fin del año y todo sigue. Pero, peor. En aquel lado del mundo donde las pérdidas humanas y materiales son normalidad dolorosa, todo está al revés. Les llegó el invierno y mueren de frío. Literalmente. Conjuntos de países en lugar de buscar alcanzar la paz y evitar así que se pierdan vidas, hacen negocio vendiendo armas o creando corredores seguros para comerciar granos, buscando ganar tiempo para reemplazar proveedores de gas o trigo. Todo ello mostrado como superación, pero para nosotros no es más que un retroceso a la crueldad. Desentendimiento y comodidad, no importa el precio, sobre todo si son otros los que pagan.

Era marzo y señalamos que ese conflicto es un retroceso de la humanidad. Se violan los derechos humanos en vivo y en directo. Parece que nos acostumbramos a eso y, además, se fue perdiendo de la agenda de los medios una invasión que impactó e impacta en el mundo, provocando cambios en la matriz energética y empujándonos más rápidamente a un tiempo con menos paz.

No se oye desde aquí la explosión de las bombas, pero hay esquirlas que impactan. La indiferencia es una postura que no deberíamos permitirnos en cuestiones como esta, porque a la hora de leer estas líneas, alguien teme por su existencia, no tiene luz ni gas, ni alimentos, porque un alienado quiere sentirse poderoso y muchos poderosos callan.

“Todo lo que decimos es denle una oportunidad a la paz”, lanzaba Lennon en 1969. Y suena actual. Años después imaginaba un mundo con nada de eso de matar y morir. La sensibilidad anticipatoria del artista nos impone el desafío de seguir soñando, pero sin dejar de ver la realidad.

(La nota completa en la edición 1137 de la revista ANALISIS del jueves 22 de diciembre de 2022)

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