
Alan Peker aguarda con expectativas el Mundial Sub 23 de sóftbol que se disputará en Paraná.
El jugador de la selección argentina de sóftbol Sub 23, Alan Peker, se mantiene expectante de cara al Mundial de la categoría que se vivirá el próximo mes en la capital entrerriana. El oriundo de Villa Clara tiene 24 y aporta su experiencia que adquirió gracias a los importantes retos que ha tenido con la Mayor. Él es uno de los jóvenes que fue parte de la historia dorada del deporte en el país. Campeón del Mundial Juvenil en 2014, oro en los Panamericanos 2019 y 2022, coronó sus laureles en el 2019 cuando conquistó el Mundial Mayor. Con calificado roce internacional, es uno de los que ayudará a la categoría a perseguir el máximo objetivo: estar entre los tres mejores del torneo.
En una entrevista con El Dirio, Peker contó acerca de la preparación para la cita ecuménica que “la verdad que todo es sacrificio, pero todo lo que sacrificas a la larga tiene recompensa. Me ha pasado y lo aseguro, todo sacrificio tiene su recompensa y son muy lindas en lo que concierne al deporte. En este tiempo, no sé si hemos cambiado o si hemos hecho muchos ajustes, pero estamos puliendo jugadas para llegar al torneo bien arriba”.
En relación a los rivales, expresó: “Todos son buenos, pero la verdad es que queríamos que nos toque la zona contra Australia y México. Veníamos hablando sobre ese tema y queríamos a estos equipos. De todas formas, sabemos que son rivales muy buenos”.
—¿Qué les genera el hecho de jugar como anfitriones?
—Más allá que tenemos el privilegio de jugar en nuestra casa, nuestra cancha y con nuestra gente, sabemos que es una ventaja muy grande porque somos conscientes de que toda la gente está y va a estar con nosotros. Evidentemente no es como estar en otro lugar, otra cancha y con la gente en contra.
A lo que agregó: “Venimos tranquilos, un poco ansiosos. Las expectativas que tenemos son como las que tiene todo deportista y son muy altas. Como todo atleta, queremos llegar a lo más alto y el objetivo que tenemos es ir paso a paso, juego a juego y ganar el Mundial”.
—¿Cómo ves al equipo y qué opinas del grupo que han conformado?
—No es un grupo, es una familia. Es una hermandad la que tenemos nosotros como equipo. Siendo sincero, al equipo le doy un 110%. Si hay cosas por las que trabajar y que se están trabajando en este corto plazo, no tanto técnicamente si no emocionalmente, pero ya vamos rumbo a lo más grande.
—¿Qué representa en vos el rol de liderar al grupo?
—Hace poco más de un año que soy capitán del equipo y para ser sincero, no quise serlo cuando me dijeron. Nos pusimos a charlar con el cuerpo técnico y cómo soy el más grande y tengo un poco más de experiencia que los demás, terminé por decir que sí. En el primer torneo cómo que sentí que es una responsabilidad muy grande, más allá que era mi primera competencia con la Sub 23, y los chicos estaban más acostumbrados a jugar relajados, sin pensar tanto. En ese torneo me tocó asumir un rol que jamás me había tocado, pero es muy bueno y ahora ya me acostumbré. Lo tomo más tranquilo porque los chicos también me ayudan mucho.