
Ignacio Russo habló de su buen momento con la casaca de Patronato. Foto: Prensa Patronato.
Ignacio Russo comenzó la temporada con un gol, el atacante ya había mostrado su capacidad goleadora en los ensayos de pretemporada, pero luego se peleó con el arco. De igual manera, en los últimos juegos su suerte se modificó, es que convirtió el tanto del descuento en la despedida en la Copa Argentina y el domingo le dio la victoria a Patronato al decretar el 3 a 2 ante Deportivo Morón.
Así Nacho alcanzó su quinta conquista en el año y se transformó en el flamante artillero del Rojinegro. “Trato de siempre aportar algo, ya sea un gol, una asistencia, generar un foul, un penal o lo que sea para que el equipo gane. A lo largo del año fui titular, después suplente. Tuve altibajos, que los sentí. Lo importante es aportar el granito de arena, que cada uno lo hace. Desde donde me toque intentaré apoyar. Si me toca anotar otro gol o brindar una asistencia para ganar, mucho mejor”, dijo el delantero en diálogo con Uno Entre Ríos.
Russo reconoció que el gol es el combustible necesario para todos los centroatacantes. “Nos da mucha confianza porque los delanteros vivimos del gol. Podemos tener un mal partido, pero cambia si anotamos un gol. Y si erramos una situación debajo del arco somos el villano de una historia mal contada. Lo sabemos y convivimos con eso. Le pasó lo mismo a Enzo Díaz, que venía siendo cuestionado por el hincha. El gol da vida y ánimo en lo personal”, describió.
Su reencuentro con la red no lo llevó a ganarse un lugar en el 11 inicial. Nacho entiende las reglas del juego. Acata la decisión del entrenador Rodolfo de Paoli. Apunta a capitalizar los minutos que tiene en escena para aportar a la causa Rojinegra. “Jugar de titular es lo más lindo para el futbolista. Si me toca entrar 15, 20, 45 o 60 minutos lo haré de la misma manera que si me toca jugar desde el inicio. No es que por ir de suplente me voy a predisponer de otra manera”, aclaró Nacho.
“De tantos entrenamientos que no se ven empieza a dar sus frutos. Siempre estuve tranquilo. Nunca me volví loco. Era cuestión de que entre la primera, que era la más difícil”, definió.