Sección

De la intolerancia a la discriminación

Por Beatriz Arbasetti (*)

Especial para ANÁLISIS

Ayer se viralizó una de las tantas diatribas a las que recurre con frecuencia el candidato Milei. Agredió verbalmente al economista Roberto Cachanosky, llamándolo “pedazo de mogólico, imbécil, tarado”. En alusión a un déficit intelectual, incurre en un acto de discriminación flagrante.

Desde AsPaSid rechazamos enfáticamente “mogólico”, como insulto asociado al Síndrome de Down. Y señalamos de paso, que Milei en ningún momento se ha pronunciado sobre la discapacidad, que afecta al 12% de la población en el país. Un número no menor de eventuales votantes.

Pero más allá de la violencia episódica, su intolerancia y descalificación del otro, refleja incapacidad para la argumentación conceptual que hace a la crítica. Más aun, cancela a su interlocutor despreciando su opinión, y lo destrata cuando Cachanosky apunta a la necesidad de dar “una batalla cultural”.

Coincidimos en que la cuestión de fondo es ese giro distintivo, que favorezca el diálogo fecundo, la crítica franca, el consenso necesario y el respeto por el otro, cualquiera sea su condición.

Dicha actitud resulta indispensable en una etapa tan conflictiva como la que transitamos.

Sin embargo, quien se dice liberal y defiende la libertad a ultranza, va a contracorriente cada vez que habla. Lamentable para un candidato que aspira a la Presidencia de la República Argentina.

(*) Asociación Paranaense de Síndrome de Down (AsPaSid)

Edición Impresa