
Gabriel Degenhardt, recientemente subido a la Reserva de River, habló con el sitio oficial del club.
El entrerriano Gabriel Degenhardt es uno de los arqueros que subió a la Reserva de River de Plate en los últimos tiempos. Además, según los que siguen el día a día en las categorías formativas de la entidad de Núñez, es uno de los proyectos más interesantes del semillero, que no para de formar jugadores.
Los primeros pasos de Degenhardt en el fútbol se dieron en María Grande. Comenzó jugando en Atlético María Grande y después pasó al rival de siempre, Litoral. Hasta que llegó el turno de jugar en Colón de Santa Fe y Patronato, donde estuvo hasta la última etapa de la formación infantil. A principios de 2017 hubo un Torneo en Nogoyá organizado por Patronato y el joven arquero no solo se consagró campeón, sino que además despertó el interés de River.
“Fui con mi papá (Darío) y en la práctica estaba el Pato Fillol, que lo llamó y le dijo que se quedara a su lado. Y mi viejo, cuando terminó, la práctica me dijo: ‘Gracias por hacerme estar al lado de un arquero y campeón del mundo’. Estaba muy emocionado por eso y que ya era jugador de River”, recordó al arquero en el sitio oficial de River.
A la hora de definir sus características, expresó: “Tengo buenos reflejos, soy seguro en el mano a mano y en el juego aéreo. Juego bien con los pies y trato siempre de estar bien ubicado, que es clave para un arquero”.
—¿Quiénes son tus referentes?
—Miro mucho a Armani (Franco), que es un arquero completo y transmite mucha seguridad y tranquilidad. Tengo la suerte de entrenarme con él algunas veces y ahí te das cuenta de lo que es ser arquero de la Primera. Y al Pato Fillol lo vi en videos, era el mejor del mundo”.
En el último tiempo, Gabriel Degenhardt no solo tuvo la chance de subir a la Reserva y comenzar a trabajar con Tato Montes, ex entrenador de arqueros del cuerpo técnico de Marcelo Gallardo. También tuvo la posibilidad de compartir algunas prácticas con el plantel profesional, trabajar a la par de Franco Armani y seguir potenciando sus virtudes: “Haberme entrenado varias veces con ellos me dio la noción del ritmo y la intensidad con la que juegan”. Y cerró: “Es un fútbol que se juega de otra manera, aguerrido y agresivo desde lo futbolístico. No hay pausa. Todo esto me dio más confianza y personalidad para entrenarme y demostrar lo que uno sabe hacer”.