
Por Luis Jacobi (*)
El jueves último, cuando se confirmó el caso de una persona contaminada con coronavirus en Libertador San Martín, no pasó más de un par de horas hasta que en las redes sociales fue dado a conocer su nombre y también una fotografía de la persona, más los consiguientes audios y comentarios en redes insultándolo porque supuestamente, antes de someterse voluntariamente a cuarentena, había estado en varios comercios proveyéndose.
Después se sabría, aunque con menor difusión, que el hombre –un destacado profesor- regresó del exterior y se recluyó sin siquiera contactarse con su familia. Una nieta lo aclaró después.
Como fuera, esta situación cuasi histérica obliga a preguntarnos si comenzó el linchamiento a cuanta persona sea confirmada con coronavirus. Contar y registrar a cada persona que da positivo de Covid-19 es valioso para la estadística sanitaria y el seguimiento preventivo, pero la histeria de una sociedad en cuarentena no debería exagerar vulnerando la dignidad de nadie, porque nadie es culpable de enfermarse. Como sociedad, nos convendría bajar el nivel de ansiedad.
Somos parte del mundo y tendremos muchos enfermos con Covid-19, a los que se sumarán los engripados del otoño e invierno, con síntomas parecidos. Si cada uno será despellejado en una desenfrenada caza de brujas, no ha sido bien entendido el problema.
(*) Director del diario Paralelo 32 de Crespo.