
Darío Dayub, presidente del GEN Paraná.
Por Darío Dayub (*)
Para abordar el tema de la pobreza debemos saber que quien es pobre carece de muchas cosas más que de bienes. Ha carecido previamente, en todo su derrotero, de las herramientas indispensables para afrontar cada etapa de la vida con decisiones, en más o en menos, acertadas. Esa desigualdad en "el saber" es la causa de todas sus carencias; y es ésta quien, al final de un callejón sin salida, le presentara en carne propia a la pobreza, ese enorme paredón que probablemente lo asoló desde la cuna.
El pobre carece de todo previo a serlo y, finalmente, también de bienes. La pobreza a diferencia de lo que se cree no es la causa de todos los males, sino el efecto último de un mal aún mayor: la desigualdad en "el saber".
La falta de esta perspectiva social hace perder el foco del problema y explica porqué han sido infructuosos los historicos intentos del estado de atacarla solo transfiriendo recursos de un sector a otro para suplir de un modo práctico la carencia de los bienes que la pobreza no deja comprar. Atacar solo esta consecuencia no alcanzo ni alcanzara nunca, porque es necesario una transferencia más compleja y profunda aún, que implique también redistribuir "el saber".
Paralelamente, el yerro de enfoque, también ha provocado una lógica e imperceptible concentración en cada vez menos personas de "el saber"; produciéndo su correlativo y exponencial aumento en la pobreza.
Generandose un sistema círcular y viciado que se retroalimenta.
Ese creciente sector de la sociedad al que se ha privado de las herramientas más elementales para la vida, paradójicamente, es también el más fustigado por quienes si han tenido la fortuna de tenerlas; con análisis simplistas frente a esta realidad tan compleja.
Así es como escuchamos, por ejemplo, del imaginario colectivo frases como "Muchas mujeres quieren seguir teniendo hijos solo para cobrar un plan del gobierno" (sic). Pues bien, abordemos ese hecho como una realidad y preguntemosnos si nosotros ¿tomaríamos una decisión así, por acertada y conveniente? Probablemente la respuesta sea no, tal cual lo hemos hecho, justamente porque somos del sector que contamos con las herramientas necesarias para un análisis mayor y poder darnos cuenta: de todo lo que implica el traer una nueva vida; que las medidas de un gobierno pueden pasar de un día al otro; que ese hijo nos quedara hasta el final; que será difícil en ese contexto brindarle oportunidades mayores a las nuestras; que el cuerpo y vida se nos alterará de un modo dramático; que los gastos serán mayores y que hay mejores opciones.
La razón por la que, por caso, una mujer, acorralada por el hambre, tomaría tamaña decisión inconveniente es, simplemente, porque no lo puede ver. Con su pequeña "cajita de herramientas" (asistemicas y disfuncionales), solo ha podido mal sumar un potencial pequeño ingreso a su hogar sin reparar siquiera en los gastos para esta ecuación. Digo "pequeño ingreso" para desterrar conclusiones cuantitativas erróneas respecto a su impacto; toda vez que 8 años de su "plan" equivalen a un mes de sueldo de muchos funcionarios, quizás de tantos como planes hay. Y, en última instancia, preguntemosnos a quien eligiriamos de ambos como destino de ese importe.
Es palmario, entonces, que ese sector carente no es la causa de nuestros males sino una de sus consecuencias. Carencia que, además, probablemente le haga perder mas prontamente la vida, su única vida, sin haber llegado a hurgar nunca en sus sueños, deseos, vocaciones y capacidades; no hubo tiempo ni posibilidad de ello. Y no sabremos ya que pudo haber sido de ellas en la ciencia, el arte, el deporte, etc... y el mundo se habra perdido también de otro aporte mas para su construcción, como ha ocurrido con miles. Y así la realidad transcurre con la carga d e construir futuro sobre unos pocos mientras se margina a otros de su derecho a tal posibilidad, con todas las limitaciones que eso conlleva.
Debemos concebir "el saber" como parte del "Patrimonio Intangible de la Humanidad", que se construye generación tras generación, con el devenir del conocimiento que cada una le lega a la que viene para que los use como cimiento de los propios. Baste de simple ejemplo y para agil comprensión, que quien imagino por primera vez una bicicleta, se encontró con un paso previo ya dado: la creación de la rueda; que, simplemente, ya estaba alli, en el mundo que recibió sirviéndole de propulsión. Así, todo "el saber" actual es la suma de los conocimientos acumulados por la humanidad en toda su existencia.-
Como colofón se impone por una profunda razón de justicia y conveniencia de todos que "el saber" no se concentre en pocas manos; sino que sea redistribuido para igualar su accesibilidad. Porque le pertenece al mundo, porque todos tenemos derecho a utilizarlo e intentar lograr la mejor vida posible conforme a lo que somos y porque todos nos beneficiamos de lo mejor que cada uno pueda dar.
Igualar el saber es el mayor acto de "justicia social" que existe; porque habilita el poder otorgar premios al mérito que pueda aflorar y, correlativamente, ya no hacerlo con quienes los han recibido sin tenerlos.
Redistribuir "el saber", entonces, es la tarea...
(*) Presidente del GEN Paraná.