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Notorias noticias de la semana

Por Rogelio Alaniz (*)

Martín Soria será el nuevo ministro de Justicia. Conformación previsible por partida doble: porque ya lo habían mencionado y porque ha dado pruebas de lealtad cristinista. De lo se sabe menos es de sus antecedentes jurídicos, O, para ser más precisos, lo que se sabe es ausencia absoluta de antecedentes jurídicos, salvo, claro está, habilidades reconocidas por el propio presidente de la nación acerca de pesquisas furtivas realizadas en la Casa Rosada que hubiera despertado las envidias del inspector Clouzot, si claro, el de la Pantera Rosa.

Ahora tenemos ministro de Justicia confiable, pero resulta no tenemos vacunas. Y el ritmo de vacunaciones es más lenta que los desplazamientos del general Alais, el jefe militar que nunca llegó cuando el compañero Rico se dedicaba a alzarse en armas contra la democracia. No tenemos vacunas y las que tenemos las aplicamos a ritmo de tortuga. Como nuestra ministra es muy creativa, sugirió que estas carencias podrían empezar a resolverse aplicando una sola vacuna y no dos. ¡Cómo no se me ocurrió antes! Pero la buena noticia para el gobierno es que al hijo del compañero Lázaro Báez le otorgaron libertad condicional. Pero la noticia que merece festejarse en el salón más distinguido de Puerto Madero es la designación de Milagro Sala como profesora honoraria por parte de las universidades de Escobar y Lanús. Que nadie se sorprenda. En la facultad de periodismo de La Plata distinciones de este tipo se la han otorgado al compañero Hugo Chávez, algo tan coherente como designar al torturador Miguel Etchecolatz titular de la secretaria de Derechos Humanos. La fascinante magia del populismo  Y pensar que en otro tiempos designaciones de este tipo las universidades se las otorgaban a Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges o Tulio Halperín Donghi.

Como se dice en estos casos: al fin lo hemos logrado. La nafta supera los cien pesos el litro. Cinco o seis aumentos en los dos últimos meses. Como para juguetear con la imaginación: ¿Se imaginan qué hubiera pasado en la Argentina si el reconocido vendepatria de Mauricio Macri se la habría ocurrido autorizar no seis aumentos, sino dos en este período de tiempo. ¿Se lo imagina? No sé si su fantasía le permite recrear esa situación. Yo, más que imaginarlo lo presiento como un inquietante estremecimiento. Y hablando de estremecimientos, ¿qué me cuenta de los porcentajes mensuales de inflación en un  país que presupuestó un porcentaje anual del 28 por ciento cuando, tal como andan las cosas, a ese porcentaje llegaremos cómodos en junio, a más tardar en julio. Para tranquilidad de las buenas conciencias y las almas puras, el ministro de Economía, Martín Guzmán, nos ha dicho que está todo debidamente programado, un giro verbal al que ya recurrió con su reconocida solvencia para defender los pesos argentinos el señor Axel Kicilloff. Mientras tanto, la Directora Nacional de Migraciones, Florencia Carignano, señaló con su enérgico dedo índice a los refugiados venezolanos y los responsabilizó de ser los promotores de la violencia en la Argentina. ¡Y después dicen que luchan contra las discriminaciones! No sé si hay inmigrantes buenos o malos, pero de lo que estoy seguro es que mayoritariamente los venezolanos además de haber padecido en su patria el martirio de una dictadura, se distinguen por su voluntad de trabajo. Entiendo por qué para la señora Carignano los venezolanos que huyen de la narcodictadura merecen por lo menos la calificación de “gusanos”, tierna y dulce calificación que en su momento Fidel Castro le asignara a sus disidentes. Entiendo menos que el mismo gobierno que hace un par de semanas derogó el decreto 70 redactado por Macri para poner límites al ingreso de extranjeros con antecedentes criminales, ahora se ponga receloso con los inmigrantes venezolanos tal vez porque resulta evidente que ladrones o no son en todos los casos algo peor: gorilas confesos e irredentos. 

Conclusión: no sé si estamos en el horno, pero al calorcito ya lo sentimos, ya nos llega, ya se lo percibe en el aire. Temperatura alta o baja, lo cierto es que observando los titulares de los medios de comunicación simpatizantes del oficialismo observo que los actuales gobernantes argentinos están moderadamente satisfechos con su gestión. Nadie tiene derecho a asombrase. Ellos mismos han dicho sin rubores y pudores que el modelo de nación al que aspiran se parece mucho al modelo de dominación política y social que los compañeros Insfran, Zamora y Alicia Kirchner forjaron en Formosa, Santiago del Estero y Santa Cruz.  Pobre Argentina: cada vez más lejos de Uruguay y Chile y más cerca de Formosa, Santiago del Estero y Santa Cruz.

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