
Por José María Varangot (*)
Los últimos días de la Campaña de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) a nivel nacional, transcurrieron con un común denominador que fue la apatía que se advertía en la gente al ser consultada sobre la elección.
Se hizo hincapié en el hecho, que la desazón electoral obedeció a las muy recientes declaraciones y acciones de dirigentes y candidatos oficialistas sobre situaciones que provocaron fuertes disgustos, como el adoctrinamiento agresivo hacia un alumno por parte de la docente militante, cuyo accionar fue apoyado por el Presidente, o las voces disonantes relacionadas con situaciones sexuales en el seno del partido gobernante.
Sin embargo, aquello que colmó la paciencia de muchos fue el ‘Olivosgate’ y su entramado de mentiras, sostenidas por el presidente Alberto Fernández en el afán de sacarse el brulote de encima. En función de ello, queda claro así, que ese tercio del electorado que no tiene compromiso político alguno y se muestra descreído de esta democracia, a la que califican de sólo democracia electoral, luego de los desaciertos ocurridos, veían justificadas sus pocas ganas de ir a votar.
La provincia de Entre Ríos también sufre esa desconfianza hacia la clase dirigente, que no atina a mejorar los problemas más graves que sufrimos desde hace tiempo. Respecto de nuestras PASO, se advertía por los comentarios de experimentados políticos que la candidatura de Rogelio Frigerio estaba teñida de un discurso distinto al resto de sus adversarios. Si bien a estas horas ya se conoce su rotundo triunfo a nivel provincial tanto en la interna como en cantidad de votos generales, el análisis de su discurso va más allá de cualquier resultado electoral. En ese sentido no es común que un candidato enumere los problemas que padecemos los entrerrianos y profundice a la vez, en la manera de lograr la mejora, es decir señala la herramienta o el medio para llegar al objetivo. En sus comentarios ha mencionado el muy preocupante aumento del sector público provincial, que entre 1995 y el 2021 alcanzó el 93% más, mientras el crecimiento de la población en el mismo período ha sido de sólo el 40%.
Por otro lado nos sigue yendo mal, si nos comparamos con otras provincias vecinas, como la de Santa Fe, donde la cantidad de empleados públicos cada 1.000 habitantes es de 39, cuando en Entre Ríos tenemos 58, en igual proporción.
En ese sentido, el hoy pre candidato a primer diputado y expectable aspirante a gobernador en 2023, propone que nuestra provincia tenga una sola Cámara legislativa mixta y no dos, como lo es en la actualidad, de manera de achicar el gasto público en sueldos, honorarios, logística, etc. Evidentemente se trata de algo novedoso, ya implementado exitosamente por naciones desarrolladas.
Asimismo, su espacio político destaca lo gravoso de las tarifas eléctricas que padecemos los entrerrianos, un 30% mayor que en Santa Fe y 60% en relación con Corrientes, siendo nosotros, generadores de Energía a nivel nacional.
Aseguran necesario efectuar cambios en ENERSA, tanto en el aspecto tarifario, exceso de personal y honorarios de directores y síndicos.
Por último, es muy curioso el silencio del oficialismo en relación a la causa penal sobre el desvío de fondos públicos a través de contratos truchos, ocurridos en la Legislatura provincial entre 2008 y el 2018, que involucra a conocidos dirigentes, colaboradores y ex legisladores muy allegados al ex gobernador Sergio Urribarri, actual embajador en Israel, procesado en otros siete juicios penales.
Es un asunto que, sin lugar a dudas, debe ser conocido y la estructura de Frigerio tiene una gran responsabilidad en esa tarea de esclarecimiento para contrarrestar, justamente, la vergüenza que sentimos los entrerrianos cuando vemos que nuestros propios gobernantes nos esconden aquello que no les conviene se conozca.
Mientras asistimos en el ámbito local y en el marco de las PASO, por parte del oficialismo, a un rosario de gastadas justificaciones como, la herencia recibida y la gravedad de la pandemia, advertimos que las soluciones no vendrán desde un solo partido. Deben ser la consecuencia de un acuerdo del arco político provincial y para ello se debe renovar la vocación aperturista y convocante de otras banderas políticas. En ese aspecto pareciera que la alianza que hoy ha ganado la provincia se adelantó. Tal vez esa actitud haya sido valorada como una de las causas principales de su triunfo en las PASO.
El gobierno de la provincia de Entre Ríos, que en otra época supo estar entre las más importantes, hoy en un contexto nacional de alta inflación, desempleo, falta de inversión, de crédito externo y con una administración pública provincial en la que no entra un alfiler, absolutamente dependiente en lo económico del poder central, debe recurrir a herramientas creativas e intentar cambios, entre ellos, es fundamental dejar de darle la espalda al principal sector de su economía: el agropecuario. No ser cómplice del castigo al campo y tratar junto a él, de mantener políticas sustentables en el tiempo y, reitero, consensuarlas con el sector político que, posiblemente, gane en noviembre próximo, y luego lo reemplace en el próximo 2023.
(*) Abogado. Productor agropecuario y dirigente de campo.