
Guastavino destacó que Bordet “va avanzando en las cuestiones en que debe avanzar, con políticas permanentes de intentar generar acuerdos para tomar decisiones en el consenso”.
Luego de mucho tiempo de silencio y con conceptos por momentos duros, el ex vicegobernador y ex legislador nacional y provincial, Pedro Guillermo Guastavino, analizó la realidad nacional y provincial.
Consultado sobre su realidad personal en la política y los posibles ofrecimientos de cargos nacionales, Guastavino contó en declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza): “En su momento, el actual senador (Edgardo) Kueider me preguntó en nombre del gobernador qué pensaba hacer de mi futuro y le respondí que después de todo lo que he sido, pensaba que era momento de dar un paso al costado y dejar la función pública”.
De todos modos, reconoció que “si me hubieran preguntado qué me gustaría ser, es ser embajador en Uruguay, que por mi relación con los uruguayos y porque he tenido mucho contacto con ese país en todo lo que fue el conflicto con Botnia, hubiera sido un interesante cierre para mi carrera política”. “Eso no pudo ser porque Alberto Fernández tenía un compromiso con el actual embajador, Alberto Iribarne, y ahí quedó”, comentó el dirigente y dijo que “otros cargos en CARU o CTM no me interesaban porque no tienen sentido ni eran de mi interés”.
A la hora de analizar la realidad nacional y provincial, dijo que “la miro desde la tribuna porque uno no es más funcionario público lo que da mayor objetividad”. “Lo veo con mucha preocupación porque además de que el gobierno de Alberto Fernández se hizo cargo en un momento de mucha incertidumbre y crisis por lo que habían sido los cuatro años de gobierno de (Mauricio) Macri, que dejo una enorme crisis, y encima comenzó la pandemia que era inesperado y que naturalmente genera un contexto aún más grave de la situación del país”.
“Mirando el tiempo que ha pasado y el gobierno de Alberto Fernández siento preocupación porque no veo con demasiado optimismo el futuro de Argentina. No veo que podamos salir de la crisis si seguimos de esta manera y hay un montón de cuestiones que sé que preocupan al gobierno argentino y que estarán buscando tomar decisiones que apunten a eso, porque si este país no comienza a crecer, no comienza a genera empleo, no comienza a tener un arranque realmente serio de su aparato productivo, en el marco de la crisis en que vivimos es muy difícil poder salir. Y además tengo la sensación de que los argentinos y argentinas no pueden soportar más errores a la hora de tomar decisiones desde el gobierno nacional”, reflexionó.
Consultado por la permanente búsqueda de grietas de parte de ciertos dirigentes del kirchnerismo, Guastavino sostuvo: “No comparto algún tipo de políticas que uno ve a diario que van hacia ese sentido. Estoy convencido de que es posible avanzar en este país generando marcos de acuerdo, de consenso, con los distintos sectores políticos y productivos. La confrontación permanente no nos ha llevado ni nos lleva a nada, aunque hay reconocer que hay sectores de ambos lados que no quieren por ningún motivo generar consensos y acuerdos”.
“Creo que el gobierno no se tiene que equivocar en esa línea. Es verdad que también hay sectores que no quieren acuerdos y eso se pone de manifiesto cada vez que hay que debatir en el Congreso los distintos proyectos de ley, pero hay que insistir en la necesidad de generar acuerdos para salir de la situación en la que estamos”, definió.
En cuanto a la tensión entre Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández, reconoció que “a pesar de que se niegan las contradicciones, todo el mundo sabe que existen. Y además creo que el gobierno toma algunas decisiones que no son las acertadas y generan desconfianza”. Para ejemplificar, mencionó que “leer en el diario que el canciller Felipe Solá inventó un diálogo que no existido entre el presidente y el presidente electo de Estados Unidos, no se puede entender que pueda ocurrir”.
“Por eso cuando Cristina dice en su carta que hay funcionarios que no funcionan, se ve claramente que es así. No puedo dejar de pensar en Néstor Kirchner cuando veo algunas decisiones que se toman y algunas consecuencias de esas decisiones que no ocurren, porque claramente hay funcionarios que parece que son amateurs, parece que hay un equipo de funcionarios que parece que son de la Primera B Nacional –sin menospreciarla-, pero que no están a la altura de las circunstancias. Y cuando se ve todo esto, es muy difícil salir, porque los argentinos no tienen capacidad de resistir decisiones erróneas cuando la crisis es tan profunda”, analizó.
Y agregó que “es cierto que la pandemia generó un contexto inesperado, pero en el marco de la pandemia de la que ya empezamos a salir y después de nueve meses de cuarentena, que supuestamente era lo más exitoso del gobierno cuanto la realidad indica que somos uno de los países del ranking de mayor cantidad de infectados y fallecidos. Por eso cuando digo que veo a la Argentina con mucha preocupación y mucha incertidumbre hacia el futuro, lo digo en base a lo que voy mirando, analizando y evaluando de lo que ocurre”.
En ese sentido, describió que “Néstor era muy realista y muy práctico. Marcaba claramente en una situación de crisis como la que se vivía en aquel momento, es cuando necesariamente uno debe tener la capacidad de estadista, de darse cuenta que los problemas se van a resolver en la medida en que los cargos más importantes del país los ocupen la mejor gente y que las decisiones que se toman tengan consenso y sean producto del acuerdo entre los distintos sectores. Esto es fundamental para que Argentina pueda superar la crisis profunda que está viviendo. En la confrontación permanente, en las idas y venidas, en las decisiones equivocadas o las decisiones extraordinarias que con el tiempo se dan cuenta que no han sido acertadas, esto de prueba y error, de ir y venir, de contradecirse, genera un estado de incertidumbre no solamente en la sociedad sino también en el mundo, donde no nos ven con la seriedad con que deberían vernos porque cometemos errores”.
“Que se metan los barrabravas en la Casa Rosada es una vergüenza mundial, lamentablemente. Y esto genera preocupación en uno y malestar en la gente. Hay una pérdida de credibilidad, y en el marco de una crisis tan profunda con todo lo que la pandemia y la cuarentena han generado a nivel emocional, psicológico y económico, hay que estar a la altura de las circunstancias y en muchos casos no lo veo así”, cuestionó Guastavino.
Respecto de las medidas económicas del gobierno nacional, opinó que “da la sensación de que Martín Guzmán va intentando hacer lo que puede en este marco, pero a veces algún tipo de decisiones le generan alguna preocupación mas. El haber arreglado con los acreedores, la posibilidad de acordar con el Fondo Monetario Internacional son cosas realmente importantes para el país pero con eso no basta. Hoy vemos que hay muchas cuestiones que tienen que ver con lo económico, que más tarde o más temprano le van a generar un problema a la economía como el congelamiento de las tarifas o la fuerte emisión monetaria que hubo para sostener en la pandemia a los sectores más vulnerables y a los comerciantes, productores y empresarios con el ATP. Pero si Argentina no empieza a producir seriamente, si no empieza a crecer y a generar recaudación, sostener esto es una bomba de tiempo”.
“Esperemos que esto ocurra el año que viene pero esto no puede darse por arte de magia, tiene que ser por encontrar las decisiones políticas y de gobierno acertadas, dando un marco de seriedad, de verdadera madurez y la oportunidad de generar consensos”, planteó.
En tal sentido, se preguntó: “¿Alguien me puede explicar qué necesidad había de instalar ahora el debate sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo? que es un tema que divide aguas de una manera total y que genera hasta situaciones de violencia”. “Habría que haber esperado el momento más adecuado”, opinó.
Análisis de la gestión provincial
Al ser consultado por su visión de la gestión de Gustavo Bordet, Guastavino dijo que “en este marco de la realidad nacional las provincias no escapan a esa situación. El gobernador está llevando adelante con mucha capacidad, mucho poder de utilizar adecuadamente los recursos, y en el marco de la crisis seguir generando en la medida de lo posible obra pública, a sabiendas que son obras que se necesitan y que generan empleo”. Destacó que Bordet “va avanzando en las cuestiones en que debe avanzar, con políticas permanentes de intentar generar acuerdos para tomar decisiones en el consenso”.
Sobre la problemática que se generó en el área de salud de Gualeguaychú, admitió: “Nunca compartí la decisión que tomó el gobernador –y obviamente se lo manifesté- de darle el manejo de la salud pública provincial de Gualeguaychú a quien se la dio”.
“Veníamos trabajando hace tiempo, a partir del conocimiento de que el doctor (Hugo) Gorla se iba a jubilar en el armado de un equipo que le diera continuidad en el hospital. Ya se sabía que Gorla se iba, eso ya estaba previsto y en el marco de ese proceso hasta que saliera la jubilación le pedían permanentemente que continuara para generar la transición y mientras tanto se fue armando un equipo de salud para darle continuidad a su gestión conduciendo los destinos del hospital de Gualeguaychú”, reveló.
“Si uno mira cómo funcionan los hospitales de Paraná, Concordia y Concepción del Uruguay que tienen similares características, se ve por lejos que el mejor administrado era el de Gualeguaychú. Era el que tenía la cantidad de empleados que tenía que tener, en el tiempo que lo condujo Gorla no hubo aumento de personal, y eso deja la conclusión de había que darle continuidad a esa conducción. Eso no sucedió, el gobernador accedió a los pedidos que le hizo el intendente Martín Piaggio, que tenía la obsesión de manejar los destinos del hospital Centenario y Bicentenario, y los resultados están a la vista: duró seis meses la conducción del hospital. Habrá que hacer el análisis de porqué sucedió lo que sucedió pero era un final que uno ya presumía que iba a ocurrir”, describió.
En ese contexto, apuntó que “hay gente que no entiende que conducir los destinos de un hospital público de estas características es cosa seria y que hay que tener la realidad siempre al alcance de la mano teniendo en cuenta que hay un recurso humano con el cual siempre hay que hablar y consensuar para garantizar la mejor salud pública, y son recursos humanos que no tienen un sueldo con el cual se les pueda exigir demasiado”. “Si queremos que el hospital y la salud pública funcionen hay que tener una muy buena relación con el recurso humano, como son los médicos y el personal de enfermería”, advirtió.
“La política de salud la tiene el gobierno provincial a través del Ministerio de Salud y el hospital público es un hospital provincial. A la salud pública provincial la maneja la provincia y hay que hacerlo de esta manera, sobre todo en situaciones críticas como las que estamos viviendo”, acotó.
En cuanto a su relación con el intendente, dijo: “La última vez que hablé con Piaggio lo encontré cuando se inauguró el primer Juzgado Federal de Gualeguaychú, donde hablamos amenamente. Después no tuvimos más contacto”.
“Evidentemente el intendente cree que puede prescindir de lo que uno puede ser, de la experiencia y del aporte que puede dar. Las nuevas generaciones cometen ese pecado de entender y creer que no necesitan de la experiencia que pueden tener algunos a partir de su historia de vida”, lamentó.
Finalmente, sobre la identidad de Piaggio con el kirchnerismo, analizó: “No tengo por qué dudar de su compromiso con esa idea, pero también es cierto que en nombre de Néstor Kirchner y su memoria, mucho lo hacen desde el lugar de la necesidad y el acomodamiento y no desde las convicciones. Esto se ve a diario, pero no puedo dudar de que el discurso de Piaggio sea honesto y que realmente diga lo que piensa”.