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Menores sin protección: grave denuncia contra directivos de una Residencia del Copnaf

El duro testimonio de una joven que vivió en la residencia “La Cigarra” dependiente del Copnaf, revela situaciones de acoso que sufrió una menor y los maltratos, el desamparo y la desprotección del resto de las chicas que quisieron denunciar la situación. El programa televisivo Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), expone una grave denuncia contra  los directivos de la institución que deberían cuidar y proteger los derechos de niños y jóvenes.

Mailén tiene 19 años recién cumplidos, y cuando tenía 17 –en 2019- pasó casi tres meses viviendo en la residencia “La Cigarra” del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) que funciona en calle Cervantes 361 de Paraná.

Huía de la violencia de sus padres y buscaba en una institución oficial, quizás sin saberlo, la protección y contención que cualquier adolescente necesita. Sin embargo, encontró no sólo una alarmante inacción de las autoridades de una entidad del Estado sino también horribles experiencias de acoso, abuso de poder, malos tratos, falta de empatía y desamparo.

Mailén ingresó a la Residencia en noviembre de 2019 donde había entre ocho y nueve menores de edad alojadas por diversas problemáticas. “Había diferentes situaciones, no era muy fácil relacionarnos porque una estaba mal, llorando, todo a su tiempo. Ingresé en noviembre y a fines de diciembre empezaron a pasar situaciones que empezaron a cambiar el trato con nosotras porque había una chica que estaba siendo acosada por un jefe, Jesús Gómez”, relató.

“Empezaron a cambiar los tratos con nosotras cuando nos enteramos de eso. Ya veíamos situaciones porque, por ejemplo, por una cuestión de respeto e intimidad, los promotores y jefes no podían entrar a las piezas de las chicas y a veces yo me despertaba y estaba Jesús sentado en la cama de esta chica, hablando, la despertaba. Para salir a hacer las compras no turnábamos, para salir un rato cada una, y Jesús era el encargado de hacer los mandados pero siempre la llevaba a ella”, contó.

“Un día esta chica nos dijo llorando que no quería quedar sola con él, que cuando ella le pedía un jabón, champú o cualquier cosa necesaria, le pedía un beso a cambio. Le pedía algo a cambio para darle algo necesario, entonces nos empezó a pedir que la acompañemos porque no quería estar sola con él. Y tenía miedo de hablar porque pensaba que ella lo estaba provocado a él”.

Ante esto, Mailén y otra de las menores decidieron contar lo que estaba pasando. “Lo hablamos un montón y pensamos que no podía pasar esto, que no podía quedar así y además pensamos que el jefe iba a seguir trabajando en esa residencia donde iban a entrar otra menores a las que le podía pasar lo mismo”, afirmó. Sobre la labor de este jefe, la joven explicó que “en la Residencia había tres jefes Rosalía Maciel, Jesús Gómez y Pamela pero no recuerdo el apellido, que eran los encargados de todo”.

“Decidimos hablar con Rosalía pero nos evitó, nos ignoró, no nos daba atención. Quisimos contarle y nunca nos daba la oportunidad, decía que siempre estaba ocupada, que no tenía tiempo, que hablemos con el psicólogo,  pero nosotras queríamos ir directamente a denunciar lo que pasaba. Durante una semana y media lo intentamos, y como no lo logramos nos autoflagelamos, nos cortamos los brazos y cuando le mostramos a Rosalía para decirle ‘estamos acá’ nos dijo que no lo hagamos más, que era para llamar la atención y que no le hacía bien a las demás chicas, y tampoco nos escuchó. Por eso tratamos de hablar con un promotor que nos cuidaba pero hablamos muy poco porque estábamos asustadas, nos sentíamos entre la espada y la pared, porque estaba la posibilidad de que nos echen para tapar todo, que es lo que pasó”.

“Cuando los jefes empezaron a escuchar que nosotras hablábamos, no sé cómo se enteraron que hablamos con un promotor nos encerraron en una pieza con mi compañera, y dos chicas que trabajaban en el 102 nos empezaron a decir que ya sabían que un promotor acosaba a las chicas, y nosotras sabíamos que no era un promotor, que era el jefe”.

En todo ese tiempo, el acoso continuó. Consultada por el trato de Gómez hacia el resto de las menores, Mailén admitió: “Yo lo veía como una persona muy cariñosa. Cuando vos entras a ese lugar tenés una falta de afecto total, yo venía de un lugar donde no recibía afecto de mi familia y te hace sentir bien estar en un lugar donde te abracen, te pregunten cómo estás, es un montón. Y a veces Jesús nos abrazaba, nos preguntaba si necesitábamos algo, era super atento”.   

“Cuando hablamos con los promotores nos dijeron que no podían hacer nada porque teníamos que hablar con los jefes, que ellos tenían que tomar las riendas. Después Jesús se fue de esa Residencia, se calmó todo un poco, estuvimos mejor, pero a mediados de enero nos echaron, nos dijeron sin ningún motivo que nos teníamos que ir. Y creemos que eso tiene que ver con haber hablado, porque éramos las únicas que nos estábamos entrometiendo en lo que estaba pasando”, relató Mailen.

La joven lamentó que, ya alejadas de la Residencia, “mirábamos que él estaba re tranquilo, no supimos que había pasado con él pero siguió su vida normal” y deseó que “ojalá no lo hayan trasladado a otra Residencia porque que siga trabajando con menores de edad no sería lo mejor”.

Según pudo saber Cuestión de Fondo, Jesús Gómez fue trasladado a realizar trabajo administrativo, pero continúa dependiendo del Copnaf.

Casi como pidiendo disculpas, Mailén aclara: “Yo dudé mucho en hablar todo esto, pensaba que ya había pasado todo, la chica que sufrió los abusos ya no está en la Residencia y está bien. Fue una experiencia que me trae más dolor que otra cosa por eso me gustaría que cambien las cosas, que cambie la atención, la contención que hay en las residencias”. “No somos animales, no necesitamos solamente comer y dormir, también necesitamos hablar, necesitamos que nos escuchen, y que si pasa algo así de grave que nos escuchen, que hagan algo”, imploró.

Grave antecedente

La edición 1116 de la Revista ANALISIS del jueves 12 de noviembre de 2020, reveló un dramático antecedente ocurrido en la misma Residencia. Una adolescente fue violada por otro menor, en un momento de descuido del único operador a cargo de los chicos, y que sufrió graves consecuencias psicológicas que la llevaron a varios intentos de suicidio.

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