Diego Buonanotte habló por primera vez tras el terrible accidente

A continuación reproducimos la nota realizada por el diario Olé con el futbolista de River.

—¿Cómo estás, Diego?
—Contento porque ya empecé a trabajar con el plantel. Sé que no se puede arrancar de golpe. Me encantaría ya entrenarme con todo, pero voy de a poquito. El lunes hice bicicleta y algo de fuerza de piernas. De a poco voy acomodando el cuerpo.

—¿Cómo es un día tuyo?
—Y, ahora voy a ir al club... Hasta la semana pasada, con la pastilla para dormir, me levantaba tarde, al mediodía... Y después trataba de pasar el día, de que se me pasaran las horas lo más rápido posible. Ahora ya pienso en volver a entrenarme para despejar un poco la cabeza.

—¿Te cuesta dormir?
—No sé, a la pastilla me la dieron y la estoy tomando, pero creo que sin la pastilla igual dormiría bien.

—¿Hacías algún tipo de rehabilitación en tu casa?
—No, nada. Me metía en la pileta y hacía algunas cosas por cuenta mía.

—¿Te da ánimo estar con el grupo en el día a día?
—Sí, es otra cosa. La cabeza juega mucho y eso te despeja. También me hace bien levantarme temprano, cambiarme, bañarme con los chicos. Me va a servir muchísimo. Cuando estás ahí te olvidás de todo y te despejás. Ya el lunes tenía ganas de ponerme los botines y salir a jugar.

—¿Cómo te recibieron?
—¡Espectacular! Igual yo el domingo había ido a la cancha y sabían que iba a empezar a estar con ellos. Esperemos que todo esto me dé fuerzas para empezar a levantarme de a poco.

—¿Qué te falta recuperar de las lesiones?
—Lo más complicado es el brazo derecho, ya que tiene que pasar un tiempo para que se suelde el hueso (fractura de húmero). Después no tengo ningún golpe, no me duele nada. Ando con el corsé (de plástico) sólo por algo en una vértebra, pero en los estudios que se hicieron está todo bien.

—¿Con las piernas podés hacer ejercicios?
—Sí, lo que todavía no puedo es trotar por el tema del impacto, pero ya puedo hacer trabajos de fuerza.

—¿Vas a hacer la misma rutina de horarios que el resto del grupo?
—Sí, ya arranco con la rutina normal, yendo a entrenar con el plantel como todo jugador lesionado.

—¿Te pusiste contento cuando te avisaron?
—Claro. Igual Pepe (Luis Seveso, el médico del plantel) mucho no te habla, pero lo apuré un poquito y él vio mis ganas, por eso me dio el visto bueno. Yo le estoy muy agradecido a él por la buena voluntad.

—¿Te dijeron cuándo estiman que podrás jugar?
—Eso hay que preguntárselo a los médicos, yo trato de no meterme mucho en eso, solamente de ir mejorando de a poco y después, obviamente, si va todo bien, veremos.

—¿Te imaginás la vuelta?
—Sí, uno siempre se la imagina, y de la mejor forma. Sería como un sueño. Cuando me acuesto siempre pienso en volver, meter un gol, la gente...

—¿En el Monumental?
—Sí, obvio, imagino una vuelta en el Monumental.

—¿Te gustaría estar en el tramo final del torneo?
—Ojalá. Al paso que vamos, vamos bien, pero tampoco hay que apurarse. Hay que ver cómo evoluciona el hueso y a partir de eso voy a empezar a jugar. Pero tengo que estar tranquilo y pensar en el otro campeonato.

—¿Ya te diste el gusto de patear alguna pelota?
—Sí, siempre que voy al club pateo un poco, porque no tengo dolores. Ya el profesor (Facundo Peralta) me dijo que dentro de poco voy a poder empezar a correr y cuando se dé eso voy a hacer doble turno.

—¿Tu familia te contiene para que no te apures?
—Mi familia y todos mis amigos, la gente que está conmigo, me dice todo el tiempo que esté tranquilo. Pero yo creo que lo que mejor me va a hacer es jugar. Entonces, lo antes posible va a ser lo mejor.

—¿Estás ansioso?
—Y, ganas tenés siempre... Pero por ahora lo que menos importa es el fútbol. Sé que me va a ayudar muchísimo, pero no es lo más importante.

—¿Por qué?
—Porque hay cosas mucho peores que no jugar a la pelota. Obviamente eso tiene solución. Hoy no puedo jugar porque tengo un golpe... Estás lesionado pero mañana pasa y podés jugar. En cambio, hay cosas que no se reemplazan o no tienen solución.

—¿Antes lo veías igual?
—Y, hasta que no te pasan las cosas... Siempre lo hablo con amigos y digo que hasta que te pasan las cosas no pensás así. A lo mejor alguien no me va a entender y me dice: “Tenés que volver, tenés que volver”. Pero al que no le pasó, el que no vivió algo así, piensa diferente.

—¿Antes dramatizabas demasiado ciertas cosas?
—Sí, en todos los aspectos de la vida. Por ejemplo, me calentaba si un hincha de River me decía algo en la calle. Lo tomaba como un problema. Si me pasa ahora no le doy tanta importancia. Problemas son los que no tienen solución, como lo que me tocó vivir.

—Llevás dos rosarios... ¿Te aferraste a Dios?
—Siempre fui creyente y ahora más que nunca. Aunque siempre me pregunto “por qué me toco esto”, estoy vivo.

—¿Te ayuda la fe?
—Sí, mi familia es creyente, yo también y siempre que puedo voy a la iglesia y pido por mis amigos que ya no están.

—¿Hablaste con Falcao, que es muy religioso?
—No, no hablé con Radamel pero sé que estuvo en contacto con Fito Cuiña (ex dirigente), que fue mucho a la clínica y me dijo que Falca lo llamó, que no se pudo comunicar conmigo y que me mandaba saludos.

—¿Te tatuaste los nombres de tus amigos?
—Sí. Yo nunca tuve la idea de tatuarme porque soy remaricón para eso. Siempre tuve miedo, pero vino un amigo que me acompañó en estos días y nos surgió la idea de tatuarnos (en el bíceps izquierdo). Fuimos y nos hicimos el mismo tatuaje los dos. Es un recuerdo. No es para que se vea sino para tener a los chicos siempre presentes. Aunque nunca nos vamos a olvidar, lo tomamos como una muestra de cariño para los chicos que ya no están.

—¿Te acordás algo del accidente?
—No, no. Tampoco me dan muchas ganas de acordarme porque va a ser una tristeza mayor a la que tengo. Trato de no pensar mucho para no recordar, pero ya está, tengo que convivir con esto.

—¿Volviste a Teodelina?
—Sí, fui cuando River jugó con Boca en Mendoza. Estuve con las familias de mis amigos... El apoyo de todos está y tenemos que salir juntos adelante.

—¿Te sentís fuerte?
—Otra no queda. Mis amigos querían que yo jugara a la pelota... Uno era fanático de Boca y los otros dos, de River. Ellos me deseaban siempre lo mejor y entonces por ellos tengo que salir adelante, tanto yo como las familias de todos.

—¿Qué te dijeron los familiares de ellos?
—No, no... Fue importante escucharlos. Yo me imaginaba que iba a tener su apoyo, pero estar con ellos me hizo muy bien.

—¿Quién te ayuda en el día a día?
—Fabio (de la empresa que lo representa) está todo el tiempo conmigo, mi familia se fue la semana pasada porque tienen cosas que hacer. También mis amigos estuvieron todo el tiempo, incluso vinieron a quedarse en las vacaciones acá. Mis seres queridos estuvieron todos.

—¿Hacés terapia?
—Sí, estoy haciendo con una chica, Mara, con la que yo venía trabajando por el tema de River. Ahora sigo y me hace muy bien. Pero tranquilo, de a poquito y cuando tengo ganas hablo con ella, me sabe entender... No es fijo, voy cuando lo necesito.

—¿Te sirve?
—Y, por el momento es muy reciente, pero después cuando va pasando el tiempo... Con el tema de River me ayudó muchísimo, esperemos que con esto también.

—¿Estás al tanto de la investigación acerca del accidente?
—No, no sé nada de eso. Es que trato de no escuchar ni mirar nada... Sólo escucho lo que me cuenta mi viejo sobre el tema.

—¿Pensás mucho qué fue lo que te pasó?
—Estoy tranquilo porque sé que no hubo una irresponsabilidad mía. Veníamos bien, charlando, escuchando música. Había un tanto de agua... No sé cuánto, no me acuerdo, pero le puede pasar a cualquiera. Qué va a ser.

—¿Cuántas veces habías recorrido esa ruta?
—Siempre. Como tengo a mi abuela ahí, viajaba todo el tiempo. Es algo que me tocó vivir y es una tristeza enorme, pero ya está.

—¿Es difícil? El tema debe surgir a cada rato...
—Ahora no tanto. Gracias a Dios cuando salí de la clínica por la tele ya no pasaron casi nada más. Después, una vez, pelotudeando me metí en Internet y vi algo... Al pedo, porque me hizo mal. Por eso no lo volveré a hacer.

Edición Impresa