Garín sólo cumplía órdenes

Américo Schvartzman
(de El Miércoles, especial para ANALISIS)
Garín enumeró buena parte de los argumentos que ya se había señalado en ante el semanario El Miércoles, mostrando -para deslindar su supuesta responsabilidad- que la CARU se limitó a recibir instrucciones tanto de Cancillería como del gobierno de Entre Ríos. Calificó su salida como una cuestión política, del mismo rango que su llegada al cargo, y la atribuyó a las estrategias que diseña Busti, ya que nada hay de diferente entre su actuación y la de los restantes miembros de la delegación, que continuarán en sus cargos. Aunque primero dijo que no iba a hablar sobre la Inmobiliaria Garín, terminó haciéndolo y arguyó que se le endilgaron propiedades que no le pertenecen. Previsiblemente, no quiso revelar a cuánto ascendía su remuneración en el organismo, y sustentó su crecimiento patrimonial en su actividad como abogado.
Darío Garín, uno de los dos eyectados de la delegación argentina en la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), brindó una conferencia de prensa en la mañana de este martes, para dar su visión acerca del proceso de instalación de las papeleras en el río Uruguay y el rol que le cupo al organismo que integró hasta el pasado 2 de noviembre. “Quiero limpiar mi nombre y el de mi familia”, dijo Garín en el inicio. El ex funcionario, tal como lo adelantó hace tres meses en diálogo con El Miércoles, terminó siendo el chivo emisario, junto al ingeniero Alejandro Rojas, también renunciado por el gobierno de Jorge Busti. En una extensa introducción previa a las preguntas, Garín enumeró buena parte de los argumentos que ya se habían señalado.
“Aunque ahora coincidan en echarle la culpa a un par de delegados de la CARU, la realidad es que hasta hace pocos meses, el gobierno provincial y nacional sólo pedían al Uruguay que les permitiera monitorear la instalación de las papeleras. Muy tarde, recién en mayo de este año, empezaron a solicitar la relocalización de las plantas. La sobreactuación de distintos protagonistas responde a una convicción tardía o a un cálculo electoral. Mientras tanto, la expulsión de los actuales delegados Garín y Rojas -sin discutir el rol de ese organismo ni replantear su conformación- termina siendo un fusible para que todo siga igual”. Esto fue lo que publicó El Miércoles en su edición del 3 de agosto pasado. Casi lo mismo expresó ahora, cuando se concretó esa expulsión, uno de los funcionarios mencionados: Armando Darío Garín, en una conferencia de prensa realizada este martes.
Garín se mostró nervioso y circunspecto al iniciar, con bastante puntualidad, el encuentro con la prensa. Sobre la mesa del salón del Sindicato de la Alimentación, esperaba a los cronistas de los distintos medios una montañita de carpetas prolijamente encuadernadas, conteniendo fotocopias de todos los documentos que muestran en qué consistió su accionar como delegado. El flamante ex funcionario explicó los motivos de la conferencia de prensa, aseguró que se iba a circunscribir sólo a lo que pudiera documentar, y con una suerte de ayuda memoria, comenzó una extensa alocución en la que detalló cada paso dado a lo largo de su actuación en los 44 meses de permanencia en la CARU, adonde ingresó el 7 de marzo de 2002. En varios momentos de esa larga declaración, leyó textualmente fragmentos de documentos oficiales, para sostener su línea argumental.
Pero además Garín calificó su salida como una cuestión política, del mismo rango que lo fue su llegada a ese cargo, y la atribuyó a las estrategias que diseña Busti, ya que nada hay de diferente entre su actuación con la de los restantes miembros de la delegación, que continuarán en sus sillones de la CARU. Aunque primero dijo que no hablaría sobre la Inmobiliaria Garín, terminó haciéndolo, y arguyó que se le endilgaron propiedades que no le pertenecen. Previsiblemente, no quiso revelar a cuánto ascendía su remuneración en el organismo, y sustentó su crecimiento patrimonial -que motivara algunas notas en El Miércoles- en su actividad como abogado.
-Usted dice que no dio declaraciones antes porque Cancillería se lo impedía. Nosotros estuvimos intentando ubicarlo para que hablara sobre las propiedades que compró en los últimos tiempos, y tampoco fue posible obtener su palabra sobre ese tema. ¿También se lo impedía la Cancillería?
-Es difícil dar una entrevista y circunscribirse solamente a un tema. Después de la entrevista con Radio Franca, en marzo de este año (cuando dijo que Cancillería había decidido no recurrir a la Corte Internacional), debí afrontar no un sumario pero sí una serie de consecuencias en base a esas declaraciones, en las que dije la verdad y está documentada. Con respecto a mis bienes, no di esa respuesta porque consideré que no era oportuno, de acuerdo a lo que me ordenaban desde Cancillería y que era muy difícil limitarme exclusivamente a ese tema… Porque esa nota deja entrever un supuesto incremento en el patrimonio, una posibilidad de incentivo, premio o una especie de coima que habría recibido en el ejercicio de mis funciones, hecho esto en una lectura subjetiva. De modo que esto me vinculaba directamente al tema de mis funciones. Entonces hoy puedo dar cualquier entrevista, y responder cualquier tipo de preguntas.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)