Santiago Vesco logró el campeonato con Sionista y decidió retirarse del básquet profesional

“Soy hincha de Echagüe, más allá de las alegrías que me dio Sionista”

Edición
706

Pablo Rochi

Santiago Vesco fue uno de los grandes basquetbolistas que dio la ciudad de Paraná y uno de los mejores bases de la historia. Tras una extensa y rica trayectoria, El Pipi decidió retirarse. Fue en un momento justo, glorioso, con el ascenso y el campeonato alcanzado con Sionista tras una histórica campaña. Junto a ANALISIS dialogó largo y tendido; repasó sus comienzos, recordó sus primeros sueños, habló de su idolatría por Aníbal Sánchez y de su relación con Echagüe, el club que lo vio nacer. “Me hubiese encantado terminar mi carrera en Echagüe. Fue mi deseo toda la vida. A Echagüe lo siento como mi club, fue el que me dio todo, el que me permitió hacer esta carrera. Y Sionista, el que me permitió obtener los logros más grandes. Los dos fueron mis segundas casas”, contó.

-¿Asumís que estás viviendo días como ex jugador?
-Todavía no tengo esa noción de que dejé de jugar. Lo tengo en mi cabeza pero en verdad hoy todavía estoy festejando el ascenso con Sionista. Creo que lo voy a empezar a sentir cuando arranque la próxima temporada y no me vea como jugador. Ahí voy a caer.

-Qué sensación extraña, porque en una misma temporada te consagraste campeón pero a su vez te retiras del básquet después de tantos años como profesional.
-La verdad que sí. La decisión la tomé 15 días antes de lograr el ascenso. En esos días es como que me daba lo mismo jugar o no. Ahí fue que me dije “hasta acá llegué”.

-¿Tenés miedo de arrepentirte de la decisión tomada?
-No… Si me arrepiento puedo dar el paso atrás. Para mí, tomé la mejor decisión. Ahora tengo que pensar en otra cosa y mirar para adelante para encarar algo nuevo.

-¿Cómo fue que la cabeza te hizo click y dijiste basta?
-Fue de un día para el otro. Fue después del quinto partido con Gimnasia en La Plata. Ahí sentí que ya estaba hecho. Fue raro porque no tenía las mismas ganas de antes y todavía estaba jugando por el ascenso. Tenía miedo de estar perjudicando a mis compañeros. Pero bueno, no estaba motivado y así lo decidí.

-¿Pero jugar la Liga Nacional ya no te motiva?
-Muchísimo, pero tengo miedo de empezar y que en el momento de jugar me dé cuenta de que no estoy en condiciones y sea tarde para dar el paso atrás. Prefiero darlo ahora, con un ascenso y un campeonato ganado. ¿Qué mejor que eso para retirarte?

-Santiago, ¿qué recordás de tus comienzos en el básquet, tus primeros pasos en Echagüe?
-Lo que siempre me acuerdo es que entrené dos o tres veces en Mosquito y enseguida me quisieron fichar para jugar en Premini. Yo tenía cuatro años. Me acuerdo que me volví a mi casa llorando porque me querían fichar y yo no sabía firmar. Para mí eso era no poder jugar al básquet. Carlitos Lovera me enseñó a escribir más o menos mi nombre. Me pasé una semana entera tratando de aprender. Lo logré, firmé y pude jugar.

-¿Y el primer partido cómo fue?, ¿qué te acordás?
-Yo quería jugar, correr. Fue en cancha de Olimpia, me acuerdo. Los otros chicos me llevaban algunos años más. Me acuerdo que en el equipo estaba El Tano (Victorio) Vincitorio, que era el mejor nuestro. Esos partidos los perdíamos 80, 90 a 2, a 3. Lo perdíamos mal, por goleada. Yo era una pulga.

-¿Y llegabas al aro?
-Ni idea, a lo mejor ni llegaba. Yo me acuerdo que corría para todos lados. Para colmo, la cancha de Olimpia era resbalosa y me divertía correr y tratar de frenar. No era tanto el básquet, sino estar ahí corriendo detrás de la pelota.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Edición Impresa