La pelea Glezer-Lauritto-Scelzi

El Lobo comenzó a hablar

Edición
724

Américo Schvartzman
(desde Concepción del Uruguay, especial)

La inesperada decisión que tomó Enrique Mario Glezer la semana pasada al renunciar a la presidencia del Club Gimnasia y Esgrima, generó una controversia que parece inacabable. El renunciante acusó a José Eduardo Lauritto, que a su vez culpó, sin nombrarlo, a su adversario Carlos José Scelzi de montar una gran operación para perjudicarlo. Éste, como es habitual, no emitió opinión, pero Glezer fue quien se ocupó de refutar al diputado nacional, redoblando la apuesta: lo acusó de tener doble discurso, de ser desleal y de mentiroso.

En el bosque mis días solía pasar. El diputado nacional Lauritto insinuó que la renuncia de Glezer a la presidencia de Gimnasia y Esgrima no fue más que una operación política, aludiendo a cómo manejó esa noticia el diario La Calle, comendado por su adversario Scelzi. También dijo que Glezer ‘compró’ “chusmeríos que le llevaron”, y se defendió, en el mismo diario, de las acusaciones del ex titular del Lobo. La teoría de la mano negra fue refutada por el propio Glezer en nuevas declaraciones, aún más duras contra Lauritto: aseguró que tiene grabada “cada cosa que dijo”, que el diputado siempre “dice en privado una cosa y otra en público” y denunció amenazas contra otros miembros de la comisión.

Salvaje y cruel, seguro en mi soledad. La teoría conspirativa, basada en el diseño experto de una operación política de parte de sus adversarios -algo que ya algunos periodistas habían insinuado, hablando de una mano negra- asegura, sencillamente, que Scelzi logró, de alguna manera misteriosa, convencer a Glezer de que, justo en este momento, hiciera pública su renuncia y su enojo con Lauritto. Quienes sustentan esta explicación dicen que los “chusmeríos” a los que alude Glezer son de vieja data. ¿Para qué “hacerle pisar el palito a Glezer” y que saltara ahora? Para perjudicar las chances electorales del candidato a vicegobernador, precisamente en el medio de la pulseada en el seno del Partido Justicialista por quedarse con el candidato a senador por el departamento y por el puesto en la lista de diputados provinciales.

Aunque todo esto pueda sonar exagerado, en la mentalidad de muchos dirigentes, periodistas y “analistas” de la zona, es de lo más natural. Son muchos los que se han acostumbrado a ver en cada información “una opereta”, un mandado o un mensaje de alguien determinado hacia otro. Quizás, porque los cantores se reconocen por la tonada, o porque como dice el viejo adagio español, “el ladrón cree que todos son de su condición”.

Tu voz me hizo ver, tu luz me alejó del mal. Lo cierto es que La Calle, por ejemplo, hace todo como para confirmar que se trata de una operación: el descargo de Lauritto (una página entera) se publicó este lunes, pero no se lo anunció en tapa, como si fuera una noticia más. Contraponiendo, el diario que ahora controla el scelzismo, había dedicado casi toda su portada a la renuncia de Glezer, como se ocupó de recordarlo Lauritto, al marcar que la foto “fue más grande que cuando vino Kirchner”.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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