El peor final

M. C.
Estas líneas se escriben desde un lugar incómodo. Desde el ya no ser, pero sabiendo que siempre hay tiempo para volver y resurgir como el Ave Fénix. Desde este lugar es posible caer en ciertas arbitrariedades y no tener en cuenta el dolor que significa resignar una plaza que costó mucho ganar. El deporte entrerriano cerró una página negra con el descenso de Central Entrerriano de Gualeguaychú. El equipo representaba a la Costa del Uruguay en la máxima categoría desde 2003 y con el paso del tiempo se constituyó en uno de los referentes basquetbolísticos de la provincia.
Basta con decir que durante tres años fue el único representante entrerriano en la máxima categoría, relegando a un segundo plano a un histórico de la talla del Atlético Echagüe Club. El buen andar de las primeras temporadas permitió que el conjunto de calle España se asentara en la máxima competencia. Sin nombres rutilantes ni contrataciones ostentosas, El Rojinegro empezó a construir campañas decorosas, alternadas con triunfos rimbombantes ante equipos de mayor envergadura que sirvieron para estimular el espíritu y marcar pautas de trabajo con el propósito de echar raíces a largo plazo. De la mano de dirigentes coherentes se apostó a mantener un proyecto deportivo; de esa manera, el conjunto enclavado en la Capital Nacional del Carnaval se hizo camino en una competencia ardua y exigente. El factor económico jugó un rol preponderante a la hora de conformar un equipo con pretensiones de pelear de igual a igual ante los poderosos.
Todavía queda grabada en la retina de los más fervorosos seguidores de Central aquella noche lluviosa de sábado de 2003, cuando el equipo ascendió a la Liga Nacional de Básquet, después de eliminar en una reñida serie a Conarpesa de Puerto Madryn. Imágenes que se vuelven a repetir en la memoria de los fanáticos de Central.
Ya es demasiado tarde para lamentarse; los errores de los dirigentes -antes coherentes, ahora sin capacidad para resolver en tiempo y forma- provocaron la debacle en los últimos años; en igual medida la pobre campaña de la temporada 2007/2008 decretó un final anunciado. Quizás sea el golpe más duro que sufre el deporte de la ciudad de Gualeguaychú, porque decir Central era sinónimo de Liga Nacional de Básquet, y hasta la prensa especializada tendrá que acostumbrarse a convivir con una realidad que pocos imaginaban. Desde octubre de 2007 a esta parte la participación del elenco entrerriano ha registrado una continuidad de sinsabores y de hecho, la única bocanada de aire estuvo dada por la clasificación al Súper 8 en Mar del Plata. Esta circunstancia refleja que el equipo tuvo picos de buen rendimiento y recién en el tramo final de la competencia se desinfló hasta perder la categoría. Este análisis se realiza sobre la base de las frías estadísticas que arrojan los números, pero a priori se sabía que Central era uno de los combinados que disponía de un bajo presupuesto -casi similar al de Sionista de Paraná-, y pese a este impedimento se armó un buen plantel, con jugadores de experiencia y una rica porción de juveniles talentosos. Ni siquiera la sumatoria de todos esos elementos pudo despejar los nubarrones nefastos que aparecieron en el horizonte del conjunto entrerriano.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)