Cuando pase el temblor

Jorge Riani
El oficialismo entrerriano está partido en dos. Los discursos y los posicionamientos en torno a la crisis de enfrentamiento entre el campo y el gobierno nacional desataron un verdadero cisma en el Partido Justicialista. De un lado quedó Sergio Urribarri y del otro Jorge Busti. El gobernador cuenta con apoyo mayoritario de los intendentes, mientras que el ex mandatario muestra su carta fuerte en las cámaras legislativas. Los respectivos posicionamientos frente al planteo del campo parecen más un argumento para librar la batalla interna que cuestiones ideológicas de fondo. Bajo esa línea divisoria, los actores del oficialismo justicialista empiezan a buscar un lugar donde jugar la gran interna que se advierte en el horizonte. En esta nota de ANALISIS se traza un panorama sobre cómo juegan los principales hombres de la Legislatura, el Ejecutivo y las intendencias peronistas en este momento político.
La crisis de enfrentamiento entre el campo y el gobierno nacional ha generado sus coletazos más impensados dentro de la estructura del Partido Justicialista de Entre Ríos, una de las provincias que protagoniza este momento como pocas, ora por la dureza de la protesta rural en las rutas, ora por el fuerte alineamiento del gobernador Sergio Urribarri con la gestión de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
A partir de entonces, el mapa que grafica el poder ha cambiado. Los movimientos telúricos que generaron semejantes cimbronazos en el oficialismo no pasan inadvertidos ni para aquellos que preferirían no enterarse. El mapa del poder ha cambiado, y en una tarea de cartografía política, esta nota de ANALISIS trata de establecer cómo quedó conformado.
En efecto, los territorios del partido del gobierno se han dividido a sólo cinco meses y medio de la asunción de Urribarri al frente del Poder Ejecutivo, al que –vale recordarlo aunque sea una obviedad– accedió impulsado por Jorge Busti, cuando éste debía dejar la Gobernación y buscar un sucesor del palo.
Aunque nunca se ocultó la posibilidad de un futuro enfrentamiento entre ambos, pocos creían posible que el cisma del oficialismo se produjera de manera tan prematura. Si la situación del campo fue un simple argumento o una cuestión de fondo que distancia a ambos dirigentes es una discusión que conduce a respuestas tan variadas como subjetivas. Igual vale la pena arriesgar una respuesta: lo del campo no fue más que un argumento a medida de la interna puesta en la mente de Busti.
Lo cierto es que el ex gobernador ha adecuado su discurso a los oídos del campo y esto terminó por distanciarlo de Urribarri, que no ahorró ningún gesto para ganarse el mote de kirchnerista puro y duro. En octubre de 2005 Jorge Busti le decía a la dirigencia de las entidades del campo que “si quieren discutir políticamente, que formen un partido y se sometan a los mecanismos de la democracia y no se escuden a través de una representatividad que no tienen”. Pero hoy ese discurso quedó bien lejos y escondido.
Camino a la discordia
Hay que recordar que el primer estallido dentro del justicialismo entrerriano se produjo hace tres semanas, cuando el ex mandatario y actual presidente de la Cámara de Diputados de la provincia se acercó a mediados de mes al corte del acceso al Túnel Subfluvial, uno de los enclaves más fuertes de la protesta de los productores rurales. “Si vine aquí es porque estoy a favor del productor. Soy oficialista y vengo a decir que estas medidas (aumento de las retenciones) no me gustan, pero las combatiré en el marco de la institucionalidad”, dijo Busti a la prensa desde ese punto caliente de la manifestación rural.
La respuesta no se hizo esperar. Ese mismo día Urribarri reflexionó que “darle la espalda a un gobierno que es de su propio partido en un momento difícil como este, está fuera de lo que ha sido siempre el justicialismo”. “No nos borramos cuando la cosa no viene como nosotros queremos, pero cada uno sabe qué hacer con su historia”, disparó el actual mandatario.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)