Visita de lujo

Álvaro Moreyra
“Es un desafío muy importante para la Unión Entrerriana de Rugby (UER) devolverle a la provincia un evento internacional de estas características después de más de 10 años sin un cotejo internacional”. El día que fue presentado formalmente el match entre la UER y el seleccionado nacional de Bélgica (4 de julio), esas fueron las palabras que utilizó el máximo dirigente del ente que conduce los destinos de esta disciplina Entre Ríos, Daniel Marcó.
Vaya si fue un desafío para el rugby entrerriano, reto que fue superado con creces porque los dirigentes demostraron que están a la altura de organizar un evento de esta envergadura que tal vez, para muchos, pasó inadvertido por tratarse de la visita de un seleccionado de tercer nivel en el ranking mundial, pero al menos para el rugby, y sus seguidores, fue un momento histórico porque hacía mucho tiempo que un combinado nacional no pisaba la capital entrerriana.
Además, fue positiva la respuesta al gesto de la Unión Argentina de Rugby (UAR), que le dio la chance a la UER de organizar este amistoso internacional y le demostró que, a pesar de ser catalogada una Unión chica, es tenida en cuenta para este tipo de eventos y no solamente para la realización del Seven de la República.
También es importante destacar que la gente no le dio la espalda al encuentro y las tribunas del Club Estudiantes se vieron colmadas por un gran marco de público que se acercó a presenciar las alternativas del amistoso internacional.
El partido
En la faz deportiva, Entre Ríos no estuvo a la altura del histórico acontecimiento ya que perdió ante los belgas por un abultado 55 a 0. Si bien el día no fue el ideal, la gente acompañó de todas formas, pero lamentablemente no encontró respuestas de su equipo dentro de la cancha.
Bélgica, que realiza una gira por la Argentina, venía de perder estrepitosamente ante Salta (47-5) y ni el más pesimista de los hinchas entrerrianos se hubiese imaginado una derrota tan abultada y encima, por momentos, con “baile” incluido (usando una terminología propia del fútbol) por parte de la visita. La UER nunca pudo imponer su juego dentro de la cancha, primero por falencias propias y segundo porque desde el arranque nomás los europeos comenzaron a ganar terreno dentro de la cancha y a imponer su superioridad física. Es por eso que hubo un solo dominador de las acciones a lo largo de los 80 minutos.
Fowards recios y que jugaban continuamente al límite de la infracción y tres cuartos veloces y muy seguros con las manos fue la receta empleada por Bélgica para borrar, literalmente, a Entre Ríos de la cancha. Además golpeó cada vez que se lo propuso, acompañado por una poca predisposición para el tackleo por parte de los entrerrianos, lo que ayudó, y mucho, al resultado con el que finalmente terminó el partido.
El monólogo de los belgas siguió hasta el pitazo final con el que se despidieron de la capital entrerriana y el score dejó claramente evidenciada la diferencia entre uno y otro seleccionado que, al margen de las distancias, están creciendo en sus respectivas competiciones.
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