Cada uno en su juego perverso

Daniel Enz
Uno nota que las cosas no están bien. Que es preocupante, doloroso y hasta grave en algunas instancias. El juego perverso del poder queda al descubierto cada día; para un lado y para el otro. Uno ya no es “mi hermano, mi compañero de toda la vida”; el otro ya no habla de “mi seguidor”. Las distancias existen; se ven, se sienten, por más que siempre haya alguien que intente no creer que ello sea así y que al final “se terminarán juntando”.
Pero en el medio está la provincia, la gente, los que menos tienen, los que no llegan a fin de mes. Tanto Sergio Urribarri como Jorge Busti son responsables y culpables de una pelea real que seguramente ningún entrerriano bien nacido pretende para estos días. El actual gobernador tiene responsabilidad por no haberlo sumado, con inteligencia y sagacidad, como correspondía, a un ex mandatario con conocimiento al dedillo –quizás como pocos– de cada uno de los vericuetos del Estado: en su manejo interno, como en su proyección nacional. El ex ministro no llegó al sillón de Urquiza por obra y gracia del Espíritu Santo sino de la mano de Busti, con buena parte de sus votos y con una promesa de continuidad de una gestión. Pero Urribarri dijo “hasta acá llegamos” y “ahora es mi turno”; quizás con cierta legitimidad y autoridad, pero está claro que no lo hizo de manera inteligente, pese incluso a que se rodeó de más del 80 por ciento de los funcionarios que estaban con el ahora ex gobernador.
Busti también se plantó y entendió que hubo lo más parecido a un desaire. Marcó distancia y se transformó en el principal opositor del gobernador que él mismo crió, bendijo y acompañó. ¿O existe alguien que ejerza una mayor oposición a la que hoy en día lleva adelante Busti en esta provincia? No solamente se alejó de varias de las medidas provinciales de Urribarri, sino que, además, se transformó en un opositor nacional, distante del matrimonio Kirchner –o sea, los mismos a los que acompañó en cuanta tribuna se armó en Entre Ríos entre 2003 y 2007, junto a su compañero de fórmula Pedro Guillermo Guastavino, con el que también existen ahora diferencias políticas– y buscó cobijo en el ex Presidente Eduardo Duhalde, aún antes de salir al cruce de las políticas adoptadas en torno al conflicto con el campo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)