Un paranaense que desarrolla en el exterior una actividad en plena expansión

Un oficio para fieles escuderos modernos

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818

M. C.

El petisero es al polista lo que el escudero era al caballero andante. Luis Schvartz es un joven emprendedor paranaense que tiene una historia de vida para contar. Desde muy pequeño se interesó por los caballos y la actividad hípica, influenciado por su padre. Hoy se desempeña como cuidador de caballos de polo o petisero, como se denomina en la jerga a la actividad. Nuestro país es una potencia mundial en esta disciplina y tiene entre sus filas a Adolfo Cambiasso, jugador con 10 hándicap.

Mientras descansa un par de días en su ciudad natal, Luis Schvartz explica cómo llegó a instalarse por un par de meses en los Estados Unidos para trabajar en el Blue Sky Polo Club, situado a sólo 65 millas al noroeste de la ciudad de Nueva York. “Estaba trabajando en la Argentina y decidí renunciar a la Policía. Entonces un amigo que estaba viajando me ofreció ir a los Estados Unidos. Al principio fue un poco complicado hacer todo el trámite, pero al final se dio y me fui. La temporada dura cuatro o cinco meses. Una vez que se termina podés ver qué hacés: si seguís y volvés a trabajar con la misma gente”, manifestó a este semanario.

A partir de la recomendación de un amigo a Luis se le abrieron las puertas en el país del norte, donde hizo buenos contactos para empezar a desarrollar la actividad. Su primera experiencia lo llevó a Colorado y el último año el destino hizo que desembarcara en Nueva York. El desafío era importante teniendo en cuenta que se iba a transformar en su forma de vida y una posibilidad única para viajar y conocer otra cultura. “Me iba a trabajar con los caballos de polo. En Estados Unidos tengo un sponsor que me necesita, un jugador de polo que avala mi trabajo, donde tengo que demostrar mis conocimientos en la materia”, comentó Schvartz. Si bien su tarea no cuenta con una denominación específica, en principio se llama petisero en la Argentina a la persona encargada de velar por la salud del animal. Ellos trabajan todo el día con los caballos y les enseñan los movimientos que después deberán hacer en la cancha. La jornada empieza muy temprano, cuando la luz del sol lo permite. Luego del ritual que significa tomar unos buenos mates, se dedican a varear a los animales. Así está dispuesto para empezar con el entrenamiento, que consiste en caminatas con cambio de ritmo y figuras que van grabando en la memoria del equino las órdenes que recibe del jinete. Todo un arte que demanda esfuerzo y dedicación. El entrevistado amplía detalles de este mundo apasionante: “La primera vez que fui tenía un montón de trabajo. Pero lo podía hacer yo, lo podía hacer el que sabía menos o el que sabía más”, dijo a modo de descripción. El conocimiento de los caballos y su tratamiento es fundamental para llevar a cabo la tarea con éxito. Y en ese sentido, este paranaense afirma que los primeros consejos los recibió de su padre. Al respecto asegura: “Mi papá trabajó mucho tiempo con gente que jugaba al polo en Paraná y yo era chico en esa época. Tenía 12 años y sin querer iba aprendiendo algunas cosas. Lo hacía como un juego, no como un trabajo. Mi papá dejó de trabajar en ese lugar y se instaló en la ciudad, nos alejamos completamente del campo. Hasta que apareció esta oportunidad; puedo trabajar el año que viene, pero no tengo esa seguridad”.

La familia que contrató a Luis para trabajar en los Estados Unidos juega a modo de hobbie y a la vez cumple la función de manager del club. Check Elmes opera el Blue Sky Polo, se encarga de organizar todos los partidos y torneos con la particularidad de llevar adelante relaciones con los socios de la institución.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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