El secuestro más loco del mundo

Eliezer Budasoff
Señores mártires, amigos de la derrota, feministas embarazadas, artistas populares que todavía no compusieron su hit sobre Malvinas: estamos reclutando talentos para formar la Asociación de Víctimas del Autosecuestro de Luis Gerez. Los interesados deberán aparecer en ayunas, sedientos de amor, con la primera evacuación del día en un frasco de salsa Vanoli. Por ahora es voluntario, pero apelamos a conseguir visibilidad con un acto público en diciembre, que se cumplen dos años de esta tragedia. Todo está guardado en la memoria, como dice el himno de los monotributistas de Ushuaia a la Quiaca: en el 2006, casi a fin de año, apareció en la tele Alberto Fernández de Rosa, ese que hacía de cocinero gallego en Chiquititas, el tío Teo, el bañero más loco del mundo, pidiéndole a los periodistas que no preguntaran demasiado sobre la vivencia traumática de Luis Gerez, un cuadro valeroso del pejota de Escobar, que recién salía del cautiverio y andaba desorientado, experimentando seguramente el infierno metafísico que supone vivir con la posibilidad de perder la libertad. El gordo –así creemos que le dicen a Gerez sus amigos más cercanos, tipo Fernández de Rosa– había ofrecido un testimonio muy pero muy clave para la destitución del policía legislador Luis Patti, y pagó su valentía con un autosecuestro terrible, aunque también ganó la amistad de un presidente y un lugar de privilegio en la historia de la lucha contra los enemigos de los derechos rumanos.
Los hechos de los que hablamos ocurrieron el 27 de diciembre de 2006, pero una nota de Página/12 dice que fue el 22 de noviembre: ese detalle que aparece dos veces en el texto, ese error, resulta enloquecedor. El periodista del 12, tal vez el único en el universo que le dedicó una página a Luis Gerez en 2008 –si bien no puso el talento suficiente como para evitar el uso de la palabra “pesadilla” al comienzo de la nota–, dice que “la pesadilla” de Gerez comenzó el miércoles 22 de noviembre de 2006, pero no, nada que ver. ¿Por qué, por qué? ¿Por qué no se fijó en eso, por dios, el único tipo que puede jactarse de una memoria prodigiosa sobre los hitos de los derechos rumanos en Argentina? A Gerez lo autolevantaron el 27 de diciembre, y el 29 Néstor Kirchner usó la cadena nacional y pidió a los fantasmas del pasado que lo soltaran, y los fantasmas lo soltaron rapidísimo, y El gordo sobrevivió milagrosamente a la tortura y el cautiverio, a pesar de que un exceso de tristes coincidencias, la debilidad de las pruebas y la ausencia de un disparo piadoso en la rodilla, por lo menos, hicieron que la dignidad de Luis Gerez se desangrase, herida de muerte, a través de todas las huellas invisibles de su tormento, a tal punto que pasó del papel de héroe al de gordo ladrón sin retorno en menos de tres días.
(El texto completo se publica en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)