Columna de opinión: Rubén Pagliotto

El control molesta al poder político

Edición
835

Por Rubén Pagliotto (*)

La Fiscalía de Investigaciones Administrativas (FIA) nació por el fracaso del Ministerio Público para investigar los delitos contra la administración pública. Los fiscales son pocos, pero también son holgazanes y no están capacitados para investigar delitos de esta complejidad. El problema que tuvo es que no había sido creada constitucionalmente. Los organismos creados por ley tienen esa “fragilidad” y por lo tanto pueden ser suprimidos por otra ley. Lo que hubo en este caso es una vendetta por las denuncias que se estaban haciendo de las cuales casi la totalidad eran reales. La FIA fue un organismo que tuvo verdadera independencia, pero la corporación política no soporta el control y entonces lo que termina creando, cuando se piensa en un organismo de control, es algo de juguete, de cartón, una fachada, como es esta Oficina Anticorrupción. La característica principal que debe tener cualquier organismo de control es la autonomía funcional y la autarquía financiera. Nunca puede estar en la esfera del controlado ni ser dependiente del controlado. Y la Oficina Anticorrupción depende de la Fiscalía de Estado, que a su vez depende del Poder Ejecutivo. Eso es un mamarracho. Por eso, con todas las falencias que pudo tener la FIA por ser un organismo nuevo, no estuvo mal el hecho de hacerlo depender de la Legislatura, tal como la Auditoría General de la Nación depende del Congreso. Y fue el organismo que más hechos de corrupción denunció. Además, es mentira que estuviera diseccionado para investigar al gobierno justicialista sino que se perseguían actitudes de funcionarios reñidas con la ley –inclusive, la primera condena fue para Roberto Valente, un legislador radical–. Pero todo lo que sea control es algo que le molesta al poder político y la eliminación de la FIA fue una venganza grosera. Y la creación de la Oficina Anticorrupción dentro de la misma ley de supresión de la FIA demuestra que no se trata de una cuestión de diferencias filosóficas con este tipo de organismos sino que la intención fue crear otro ente totalmente funcional al poder, que no investigó nada, porque de las doscientas y pico de causas que dejó la FIA, muy pocas llegaron a juicio y son aquellas que ya tenían un impulso previo. Creo que se destruyó innecesariamente un organismo que podía mejorarse y hasta se dejó pasar la posibilidad de introducir en la nueva Constitución Provincial un organismo verdaderamente extrapoder de aseguramiento de control republicano, pero eso no estuvo en el ánimo de los convencionales constituyentes.

(*) Fiscal adjunto de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas entre 1999 y 2001.

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