La cuestión legal no se puede soslayar

Por Claudio Ledesma (*)
Cuando uno lee el legado que dejó Bartolomé Vasallo, en ningún lado dice que esto debe ser arrendado a pequeños y medianos productores, ni siquiera especifica que hay que hacer beneficencia con los productores que hoy están arrendando el campo La Atalaya. Lo único que él deja especificado es que el predio debe ser destinado al uso de bien público y a mantener su panteón.
A través de los años, La Atalaya ha sido arrendado debido a la particular situación que vivió la producción en el país: se instalaron diversos asentamientos de pequeños productores y luego, a raíz del auge de la soja, estos lotes se han vuelto apetecibles porque se trata de muy buenas tierras y la rentabilidad de la soja deja jugosos dividendos. Como los pequeños productores que trabajaban esa tierra no estaban en condiciones de pagar lo que normalmente cobra por un arrendamiento en la zona, la comisión administradora ha ido llamando a concurso y les iba dando a los mejores postores la posibilidad de producir y arrendar esos lotes. Así llegamos al actual problema, en 2008.
Creo que las cosas que se juegan con el corazón van en contra de las cuestiones legales o reglamentaciones vigentes, y quizás aquí se actuó de esa manera. Me refiero al asesoramiento de alguien que recomendó a los productores no presentarse al concurso de precios, por lo que quedaron afuera sin poder conocerse su oferta. No sé si estuvo mal o no, porque las cuestiones políticas en ese momento hacían que se actuara impulsivamente y se cometieron equivocaciones.
Desde que asumí, en agosto de 2008, hice de mediador entre los productores y el gobierno, me puse al hombro la causa porque lo que menos queremos es perjudicar a estas familias, pero acá hay una cuestión legal que uno no puede soslayar: el expediente está en la Fiscalía de Estado, todavía no se ha resuelto, y por otro lado, la Justicia ha seguido adelante con el juicio de desalojo.
(*) Subsecretario de Planificación del Desarrollo y la Producción.