Columna de opinión: Atilio Benedetti

Se canalizó un profundo rechazo al estilo kirchnerista

Edición
849

Por Atilio Benedetti (*)

Confiábamos en que íbamos a hacer una muy buena elección. Era una meta difícil lograr la victoria pero trabajamos desde el comienzo para ganar y construir una verdadera opción política desde este frente que logramos con el radicalismo fortalecido, la Coalición Cívica y sectores de la producción.

También manejábamos como hipótesis que comunidades pequeñas y medianas aportaran un caudal importante de votos y finalmente no estuvimos lejos de lo que imaginábamos como escenario ideal.

En lo personal era muy importante el resultado de los comicios en Larroque, y me llena de orgullo haber logrado un apoyo tan contundente, ya que el 69 por ciento de mis copoblanos acompañó esta propuesta.

Creo que con el voto al Acuerdo Cívico y Social básicamente se canalizó un profundo rechazo al estilo de gobierno kirchnerista. Ha sido contundente el claro mensaje de la sociedad de que no quiere un país concentrado ni dependiente del matrimonio Kirchner, que no quiere un país de confrontaciones sino de diálogo, de equilibrio y de posibilidad de consensos; es decir que se votó por un cambio en las formas de gobierno y por un equilibrio de poderes.

Con este escenario, estamos comenzando una etapa en todo el país que requiere que intentemos discutir pero también que tengamos ciertos puntos de encuentros para la sanción de leyes. El país federal es un anhelo de todos, y mucho más de quienes provenimos del interior. Por lo tanto, este nuevo aire político será bueno para todos los legisladores ya que permitirá liberar a muchos de los condicionamientos políticos. Era necesaria la independencia de los legisladores nacionales para que voten en función de los intereses de sus provincias y no como ha venido sucediendo hasta ahora.

Nuestra existencia como provincia está ligada a que podamos tener un distrito federal, pero no sólo políticamente sino también en el plano económico. Por ello, nos espera una gran tarea para lograr que los Estados provinciales sean federales y viables.

Ahora tenemos la responsabilidad de equilibrar el país, de terminar con los superpoderes, de que la Justicia sea independiente y que el Congreso vuelva a tener las atribuciones que le corresponden. Recién entonces podremos discutir el equilibrio de los recursos entre la Nación, la provincia y los municipios, y legislar sobre reglas claras de juego para las actividades productivas.

(*) Diputado nacional electo por el Acuerdo Cívico y Social.

Edición Impresa