“Papá Noel tiene un vínculo inexistente con la Navidad”

Soledad Comisso
-¿Cuándo nació su vocación por el sacerdocio?
-Nació a los 23 años, mientras estaba estudiando Medicina en Córdoba. Mi vocación no fue encontrada en la Biblia sino que fue una admiración hacia el creador mientras estudiaba embriología. El libro de embriología me permitió ver el descubrimiento del misterio de la vida y la presencia de un Dios creador. Luego también tuve un encuentro con el abate Pierre (sacerdote que se dedicó a reivindicar y proteger a las personas sin techo), fundador de los Traperos de Emaús y senador vitalicio por Francia, que estuvo un tiempo en Córdoba y charlamos sobre eso. Él me dio una estampita que decía: “¿Y los otros dónde están?”; era una pregunta que Jesús hacía en un fragmento de Lucas, cuando curó a los leprosos. Yo me sentí algo interrogado y ahí entré de a poquito en la búsqueda vocacional.
-¿Y qué le dijeron sus padres cuando decidió hacerse sacerdote?
-En ese momento, con motivo de la Semana Santa vine a visitar a mis padres con la idea de dejar Medicina y comenzar el Seminario. Además, fui a rezar a la Catedral y estaba monseñor Tortolo confesando y hablamos de esta vocación. Yo creo que Dios nos marca signos en el camino y uno tiene que ir leyéndolos y descubriéndolos. Yo fui viendo cada vez más signos religiosos que me acercaban a esta vocación. Mi padre nació y se crió en un contexto muy religioso, pero a mi madre le costó un poco más aceptar que su hijo dejara Medicina y se metiera al Seminario; creo que sufrió un poco el cambio, pero después aceptó la elección y estuvo feliz.
-¿Cómo comenzó a trabajar con jóvenes con problemas de drogadicción?
-Comenzamos a trabajar en la Parroquia San Juan Bautista hace más de 16 años con un grupo de prevención. Fuimos armando un equipo, en ese momento estaba en la provincia como asesor de drogas y fundamos en un primer momento el Centro provincial Huellas. Ese lugar fue perdiendo personalidad de a poco y las gestiones siguientes no continuaron trabajando. Actualmente trabajo en la Fundación Ave Fénix, que está en calle Caputo y Hernandarias; estamos trabajando mucho. Hay gran cantidad de jóvenes que se acercan a la fundación y la gran mayoría se recupera. Nosotros tratamos de que la recuperación sea sin internaciones, porque el drogadicto se debe recuperar en el ámbito donde comenzó su adicción, tiene que superar eso. Es un trabajo muy arduo, pero también muy satisfactorio.
(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)