Diez preguntas: Miguel Pelandino

“Hay que hacer todo con vocación”

Edición
883

Soledad Comisso

-¿Cómo fue su niñez en Concordia?
-Nací el 10 de septiembre de 1954 en Concordia, donde viví toda mi niñez. Somos cuatro hermanos: dos varones y dos mujeres. Mi madre es italiana, vino a los 5 años después de la guerra. Por las dos partes, tanto paterna como materna, soy descendiente directo de italianos. Una prima recorrió Italia y en una oportunidad agrupó a varios familiares de mi papá, los trajo a la provincia e hicimos una muy linda reunión familiar. Ese encuentro fue muy emotivo. Mi padre falleció hace ocho años y no pudo volver a verse con sus familiares italianos, quisimos ir en un momento pero se complicó y al final no pudimos cumplirle el sueño.

-¿Qué es lo que más recuerda de su padre?
-Era un hombre muy trabajador, mi padre tenía una sociedad con los hermanos, era una representación de caramelos cuya marca era Kikirikí, pero luego se fue disolviendo con el tiempo por la venida de otras empresas más grandes. Y mi viejo después quedó haciendo trabajos personales, hasta que entró en la administración pública, en el hospital como personal de Mantenimiento y luego hizo una capacitación en Enfermería. Se jubiló como empleado público por los problemas de salud que tenía. Siempre me apoyó cuando yo le comentaba mis actividades gremiales, aunque él nunca tuvo participaciones políticas.

-¿Cómo decidió dedicarse a la carrera de Enfermería?
-Entré en el hospital de Concordia en 1973 e hice casi la misma carrera que mi viejo. En ese momento había una importante demanda de trabajo; estuve en un aserradero y luego en Pindapoy. Los hospitales estaban administrados por religiosas y entramos cuatro compañeros con expectativas de hacer la carrera de Enfermería, pero yo en ese momento estaba también en Pindapoy y mis compañeros no podían creer que quisiera seguir esa carrera. Finalmente en 1975 empecé a estudiar Auxiliar de Enfermería, que era un curso muy acelerado de mucha práctica, y me recibí. A finales de ese año me dieron la posibilidad de un nombramiento en el hospital, así que tengo ya más de 34 años de servicio. Ahí comencé con mi vocación de enfermería en salas clínicas, guardias y terapia. Y todo lo que hacía me gustaba, porque tengo una verdadera vocación por lo que hago.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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