Convocatoria a elecciones: el oficialismo necesita tiempo y recursos para mejorar su imagen frente al electorado

La gran patinada

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887

Hugo Remedi

El gobernador de la provincia, Sergio Urribarri, no tiene plafón en absoluto para convocar a elecciones en Entre Ríos en marzo de 2011. Así surge de una recorrida que efectuó ANALISIS por los distintos partidos que conforman la habitual oferta electoral entrerriana. Incluso hoy, hasta es posible llegar a dudar de que el propio mandatario quiera continuar adelante con aquella iniciativa que hasta no hace muchas horas defendieron a capa y espada tanto él como sus principales escuderos mediáticos.

Quizás sean muchos los factores que hayan ido horadando la idea primigenia y si bien la que se ha instalado con mayor fuerza es que el posible cambio de rumbo en esta provincia obedezca a indicaciones de la escudería K, cierto es también que existen otras señales que observadas a tiempo por el oficialismo han encendido la luz de advertencia.

Por estas últimas horas y paralelamente a haber dado la orden de ejecutar el proyecto Busti que establecía como fecha de elecciones octubre de 2011 junto a la convocatoria nacional, se preocupó, el gobernador, en sumar a casi todo el universo dirigencial de la provincia. Así fueron pasando por el mostrador de la persuasión los intendentes justicialistas, los presidentes de juntas de gobierno, nueve senadores provinciales, la CGT, la 62 Organizaciones, etcétera, y sin embargo algo sigue causando desvelo en el urribarrismo: los números que maneja el propio oficialismo aún le son esquivos. Incluso, en departamentos que a priori se potenciaban y vendían como irremediablemente oficialistas.

Algunos datos conocidos ya han generado algún tipo de inquietud. Evidentemente, la cuesta se dibuja empinada para las intenciones reeleccionistas del mandatario y precisa entonces para enfrentarla y sortearla con mayor posibilidad de éxito: tiempo y plata.

Idilio venturoso

Es decir, por ejemplo, necesita más tiempo para mostrar obras y para ello no es lo mismo marzo que octubre, está claro.

No hay dudas de que confían ciegamente en el valor de los recursos por recibir provenientes de la Nación, traducidos en obras, programas sociales, planes de viviendas, líneas de créditos blandos para productores, entre otros. Y como consecuencia todo lo que ello puede significar e implica a la hora de modificar el mal humor social.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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