La risa como herramienta de militancia

El humor y su efecto sublime de libertad

Edición
892

Claudio Cañete

La risa puede colarse entre los barrotes del ventanuco de una celda. Puede escaparse entre las grietas de la sangre seca pegada, entre la carne y los grilletes, en un sótano. La risa se escapa por la misma boca que aúlla en la tortura. La risa molesta al poder. La risa molesta a la muerte, porque es signo de vida.

Éstas son las primeras conclusiones que se pueden sacar al leer los relatos del libro La risa no se rinde, primera publicación de la serie Humor como resistencia. Se trata de un proyecto colectivo de publicación, cuya aparición merece ser celebrada por diversos motivos. La primera razón es su sentido compilatorio, bajo el objetivo de mostrar cómo el humor fue una herramienta de militancia y vida para los presos, secuestrados y torturados de la dictadura militar de 1976. Otra razón es el aporte de un material de análisis y estudio que puede ser abordado no sólo desde la Literatura, sino de la Psicología, la Filosofía, la Historia y otros ámbitos académicos.

La experiencia de convivencia entre quienes escribieron, editaron, propusieron y diseñaron, también cuenta en el haber de los logros, porque en ese entramado que se generó subyace una riqueza que no solamente se refleja en lo escritural, en el criterio de edición, sino también como actividad de una nueva noción de militancia.

¿Qué es “La risa no se rinde”?

El libro contiene relatos con algunas historias de militancia y dictadura vinculados con el humor, partecitas de la vida y de la lucha que reflejan cómo, a través de la risa, los miles de presos políticos “legales” y secuestrados, perseguidos, exiliados y militantes populares generaron un mecanismo de resistencia al terror y la tortura.

El proyecto surgió a partir de encuentros militantes en los que aparecían recuerdos de aquellos años terribles pero siempre con un denominador común: la risa como elemento de resistencia a la violencia física y psicológica. “Pero, lejos de ser un anecdotario de historias personales -muchas de ellas terribles- La risa no se rinde. Humor como resistencia, contiene el mensaje político de una generación que luchaba por un proyecto de país sin excluidos ni explotados y con igualdad de oportunidades.

La obra tiene, entonces, el objetivo de reconstruir la trama de esa resistencia y, junto con ella, parte de la historia de una generación que a pesar de los campos de concentración, la tortura y la desaparición de miles de compañeros sigue hoy convencida de que la risa es un arma fundamental en la lucha por un mundo mejor”, comentan los editores.

A lo largo de 31 relatos, La risa no se rinde resume una parte de esa historia, contada a través de las voces de Carlos Aranda, Eduardo Ayala, María Claro, Gladys Domínguez, Jorge Giles, Miguel Hynes, Gustavo Piérola, Juan Manuel Ramírez, Hernán Sain y Juan Cruz Varela; además, hay textos de Miguel Bonasso y de las obras colectivas Nosotras, presas políticas y Del otro lado de la mirilla. El libro fue prologado por Norma Barbagelata y los textos fueron ilustrados por Ricardo Jaimovich, Néstor Medrano, Maxi Sanguinetti y Américo Schvartzman.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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