Calles peligrosas

Silvio Méndez
Es casi sintomático. Cuando se denuncia públicamente la relación directa entre la ausencia de controles de alcoholemia y uso de casco con el aumento de accidentes vehiculares severos, la comuna sale de su letargo e implementa operativos de tránsito. En los últimos días, la tardía reacción provino por el conmovedor caso de una adolescente que perdió la vida en una múltiple colisión a la salida de un boliche.
Igualmente, tan poco atinada fue la subsiguiente implementación de la inspección callejera que, una vez acordada una acción conjunta con la Policía, los empleados del municipio “se desencontraron” con los uniformados, por lo que la fuerza tuvo que trabajar sola. En esta oportunidad –que se dio el viernes pasado– no se pudieron realizar los test que miden la presencia del alcohol en la sangre a los conductores porque las pipetas para estos análisis las manejan los inspectores municipales.
Este vergonzoso episodio ha vuelto a poner en evidencia el grave problema de las notorias faltas de tránsito que se comenten en la ciudad, la ausencia de mínimos recaudos y cuidados de quienes manejan, así como la poca capacidad del municipio, tanto para la educación como para el control. En el último punto, oficialmente se reconoció a ANALISIS que la comuna no cuenta con todos los medios operativos necesarios para llevar adelante las intervenciones.
Luis Marín, subdirector de Capacitación Vial de la Municipalidad de Paraná, trazó un cuadro de situación del problema al comentar que en el operativo de tránsito del fin de semana pasado, llamó mucho la atención la cantidad de conductores borrachos detectados. Sobre 70 muestras tomadas, se labraron 15 actas de infracción. Para estos casos, señaló, se ha comenzado a implementar la modalidad de entregar el automóvil de quien maneja alcoholizado al alguien que lo pueda hacer hasta tanto puedan contar con la grúa que se encuentra en el taller. Asimismo, el funcionario consideró que este vehículo de transporte es elemento “fundamental” para el trabajo. Consultado sobre si hay falta de otras herramientas, comentó que sobre cinco alcoholímetros con los cuales cuenta el municipio, descartaron tres por no ser convenientes y solicitaron nuevos que puedan expender un ticket impreso.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)