Irregularidades con dineros públicos y obras en construcción en Diamante

El constructor

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Hace más de tres años, a mediados de marzo de 2007, el intendente Juan Carlos Darrichón anunció lo que sería una obra “para solucionar los problemas de alojamiento de las familias en emergencia de Diamante”. Las inundaciones que habían sufrido los pobladores ribereños y de algunos barrios por la crecida del Paraná y las fuertes lluvias registradas en esa época obligaron a la Municipalidad a improvisar un centro para evacuados en las instalaciones del Club Tiro Federal y en otros puntos de la ciudad. En los primeros días, unas pocas personas mayores y varios niños fueron reubicados, hasta que la situación se fue normalizando. Sin embargo, en las instalaciones del Tiro Federal permanecieron durante algunas semanas un par de familias cuyas casas presentaban serios problemas en su estructura por efecto del agua y el movimiento del suelo arcilloso que predomina en la zona de las barrancas de calle Urquiza, donde éstas se emplazaban.

Previendo nuevos inconvenientes y frente a la necesidad de contar con un espacio apropiado para estas contingencias, Darrichón aceleró un proyecto que tenía en mente desde hacía tiempo: la construcción de un Albergue para Familias en Situación Emergencia. La idea original era levantar un edificio de tres ambientes de unos 12 por 8 metros, detrás de la tribuna oeste del campo de jineteada Martín Fierro, con camas, baños y una cocina de amplias dimensiones. El proyecto fue aprobado en 2007 por el gobierno nacional, que, además, se comprometió a hacerse cargo de la financiación.
Tiempo después en uno de sus habituales viajes a Buenos Aires, Darrichón se entrevistó con el subsecretario del Ministerio de Desarrollo de la Nación, Sergio Berns, a quien le planteó su propósito aduciendo la carga económica y logística que representaba para su gobierno tener que socorrer periódicamente a gente inundada.

El jefe comunal no necesitó sobreactuar el drama para que los técnicos del Ministerio de Desarrollo Social comprendieran la conveniencia del pedido. Los funcionarios nacionales tenían presente la situación de riesgo al que habían estado sometidas numerosas familias diamantinas en abril de ese año por las intensas lluvias. La Nación había respondido entonces en forma inmediata con la entrega de chapas, colchones, frazadas, alimentos y plásticos negros para tapar goteras y sellar ventanas fuera de escuadra. Además, asistentes sociales del Ministerio de Alicia Kirchner y de la provincia hicieron un trabajo de campo para verificar las necesidades y atender a algunas personas que se le habían desmoronado parte de sus propiedades por el deslizamiento de las barrancas.

Mientras ese operativo conjunto se llevaba a cabo, se organizó un centro de apoyo a evacuados e inundados, donde se recibía donaciones de distintos elementos en el cuartel de Bomberos Voluntarios. Desde allí la ayuda era distribuida a los tres alojamientos transitorios que se habían organizado en el Hospital Colonia de Rehabilitación Mental, otro en la Escuela 56 y en el Tiro Federal.

Pese a la gravedad de la emergencia climática, sólo fue necesario albergar gente en el Tiro, donde permanecieron 8 familias, que contabilizaban en total 50 personas, según publicaron los medios locales por entonces. La presencia de esos inundados resultó inquietante para algunos socios y directivos del club que levantaron sus quejas ante las autoridades por temor a que la residencia transitoria se transformara en definitiva. En realidad el municipio y el Tiro Federal habían firmado un acuerdo de afectación a favor del segundo para realizar actividades deportivas y sociales cambio del mantenimiento del edificio, deteriorado por el abandono y la ausencia de socios. Pero cuando el gimnasio donde se había levantado con el apoyo de la Dirección de Deportes un ringside y se había iniciado incipientemente la práctica del boxeo, fue invadido por camas, colchones y el olor a comida. Los mismos socios que durante décadas se habían despreocupado por completo de la institución, dejando que se transformara en un baldío para la reproducción de todo tipo de alimañas, pusieron el grito en el cielo. “Si esta gente se quedaba en el club un mes más no la sacábamos más”, le dijo a este semanario un ex dirigente de la institución.

(más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

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