Mujeres en debate abierto

Silvio Méndez
Entre el 9 y el 11 de octubre se desarrollará en Paraná el XXV Encuentro Nacional de Mujeres. Nacido como un lugar de expresión y difusión pública de asuntos de género, esta reunión crece en convocatoria año a año.
Para esta edición se espera alrededor de 20 mil participantes, que podrán participar en 55 talleres dispuestos por la organización. Las discusiones abordan un amplio espectro de temáticas específicas, y algunas propuestas apuntan a tocar problemáticas coyunturales. En este sentido, ya se han planteado algunas posturas que pretenden que el encuentro trascienda la de ser una instancia en la cual sólo se relatan un cúmulo de expresiones. La idea de algunos grupos es que esta gran colectivo que se congrega se encamine en las definiciones de posicionamientos políticos respecto a cuestiones de la actualidad e inclusive, llegado el caso, se vote. Por el contrario, la postura que ha prevalecido hasta ahora, es que aún con diferencias, prevalezca el espacio común como modalidad de intercambio de experiencias a partir de establecer algunos consensos. Así, estas posiciones parecen haber entrado en tensión.
De acuerdo a lo que se explica en el sitio oficial del encuentro, la modalidad vigente para el debate son los talleres. Estos espacios, se indica, son “el corazón” de la reunión, ya que “rompen con las habituales estructuras donde algunas tienen la palabra y otras escuchan en silencio, sino que todas participan. Estos talleres son soberanos, lo que se discute y las conclusiones a las que se llega pertenecen sólo a las mujeres que participan de ellos. Tienen como modalidad el consenso y no se vota, se reflejan todas las opiniones y posturas”, se describe. Es que, según la propuesta de trabajo, bajo esta modalidad se pretende allanar una situación de “doble opresión de clase y de género” que partiendo de las coincidencias y respetando diferencias, se logren “acordar medidas coordinadas de lucha por nuestras reivindicaciones”, se define.
“Cada taller –se precisa desde la organización– cuenta con una coordinadora que ordena el debate, y secretarias que registran los debates y las propuestas que surgen. Habitualmente se recomienda, para optimizar la participación de todas, que el número de las integrantes no supere las 35 personas (en tal caso se subdividirá). Del intercambio de ideas se redactan conclusiones que consignarán las diferentes opiniones de cada tema, aún las individuales. Una copia de dicho documento se entrega a la Comisión Organizadora. Terminado el Encuentro, la Comisión Organizadora edita las conclusiones de los talleres en un libro que es entregado a quienes han participado”.
Pero, lo que en rigor entra en conflicto es que algunos talleres han sido convocados desde posturas diametralmente opuestas. Por el caso, en uno (el 23) se tratará sobre “mujeres y trabajo sexual”, mientras en otro (el 24) se ha definido como tomar “mujeres en situación de prostitución y explotación sexual”. El concepto de la prostitución como “trabajo”, decididamente es contrario al de prostitución como condición de vulnerabilidad por una situación social, cultural o económica.
Tal vez el temor a un cisma, entraña las raíces de contradicciones irresolubles.
Derechos
La problemática que despierta las posiciones más encontradas en el Encuentro es la referida al aborto. Si bien las hay otras como familia, educación en salud sexual, violencia hacia las mujeres, desocupación, crisis, educación, organizaciones barriales, ecología, impunidad, pueblos originarios y otras más, ninguna otra concita intereses más opuestos.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)