Prácticas antiéticas en las calles y hospitales de Paraná

Caranchos y dateros

Edición
930

Por Camila Fernández

“Yo llevaba a una embarazada en el auto y tuvimos un accidente de tránsito en la esquina de Gualeguaychú e Irigiyen. Enseguida la llevé al Hospital San Roque porque tenía contracciones, pero después se fue a la casa y no pasó nada. Nadie salió herido, perola Policía nos tomó la denuncia, así empezamos los trámites con la aseguradora porque mi auto quedó bastante destruido. A los 15 días aparecieron dos personas en mi casa, un hombre y una mujer vestidos de una manera muy extraña -eran una mezcla de policías con abogados, una mezcla casi hollywoodense-. Me dijeron que ellos estaban ahí porque eran de un estudio de abogados que se encargaba de proteger a las personas que eran transportadas cuando había siniestros, que si yo necesitaba algo. Se confundieron: pensaron que la embarazada era yo, pero les dije que yo era la que manejaba el auto y les pregunté de dónde habían sacado mi dirección. ‘Esa información es confidencial’”, respondieron.

Cuando la mujer que brindó su testimonio a ANALISIS tuvo aquel afortunado accidente en el que nadie salió lesionado, las únicas personas que tuvieron esa información al instante eran policías. Evidentemente, alguien está pasando los datos: tipo de accidente y domicilio, ¿a quiénes? A famosos caranchos y sus emisarios. Aves que literalmente vuelan al lugar del accidente en la calle, la ruta o a los hospitales donde transitan con destreza por los pasillos y con la mirada atenta. El profesional encuentra al paciente y trata de convencerlo para que firme un papel en el que cede su representación ante un eventual juicio o un posible resarcimiento económico (un poder). La excusa es el asesoramiento y la amenaza es el miedo, porque afirman que si no contratan a un abogado lo antes posible pueden perder sus derechos, lo cual es una vil mentira.

(Más información en la edición de este jueves del Semanario ANALISIS)

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