El futbolista hizo un balance tras varios años en el exterior

Fernando Benítez: “Mi regreso fue muy positivo”

Edición
931

Pablo Rochi

-¿Te quedaste con ganas de más, o a pesar de la eliminación terminaste satisfecho?
-Más allá de que quedamos en el camino y que no clasificamos a la siguiente instancia como teníamos planeado, el balance fue positivo. Fue bueno porque Paraná ascendió al Argentino B la temporada pasada y mantenerse en esta categoría tan dura no iba a ser sencillo. Tuvimos una muy buena primera fase, terminamos primero, bien arriba. Después, llegó la segunda etapa, que para nosotros fue como un regalo del cielo. No nos fue como soñábamos pero igual entendimos que fue positivo.

-Había mucha ilusión en ustedes y en la gente después de la gran primera instancia que realizaron.
-Sí, es cierto, teníamos muchas ilusiones, pero no tenemos nada que reprocharnos. En este plantel había mucha juventud, muchos chicos que por primera vez iban a jugar este tipo de competencia, que no es nada fácil. A pesar de ello todos estuvieron a la altura de las circunstancias y respondieron muy bien.

-¿Y en lo personal como viviste este regreso a tu ciudad y a Atlético Paraná después de tantos años?
-Para mí fue todo muy lindo, con expectativas de estar otra vez en mi ciudad, con mi gente y en el club donde ya había jugado. Encontrarme con amigos, con un grupo de muy buenas personas y hacer la campaña que hicimos. Mi regreso fue muy positivo para mí.

-Después de tantos años fuera del país es de imaginar que extrañaste muchas cuestiones. Ahora que regresaste ¿qué es lo que más disfrutaste?
-Como siempre pasa, lo que uno más extraña es la familia y los amigos. Después, me gustó mucho encontrar a Paraná mucho más grande, saber que el deporte también creció muchísimo, en especial con este gran momento de Patronato. Es decir, fue un regreso con muchas satisfacciones.

-Jugaste en Paraguay, en Bolivia y en Brasil. Pero también lo hiciste en Grecia durante casi cinco temporadas. ¿Qué te quedó después de semejante experiencia?
-Las experiencias fueron muchas y muy intensas. De hecho, una de mis nenas nació allá. Conocí muchos jugadores de distintos países que hoy somos amigos. Desde ya que al principio me costó muchísimo, por el idioma y por ser una cultura totalmente diferente a la nuestra.

-¿Decime alguna tradición que al día de hoy todavía te llama poderosamente la atención?
-Los horarios de almuerzos son muy tarde. Ellos estiran el día con un café. Yo llegaba al mediodía y estaba loco de hambre. Al principio para nosotros era chocante. Después son muy fuertes de carácter, es como que gritan. Como no los conocés, pensás: “Esto es un quilombo, se están peleando...”. Pero así como elevan la voz para hablarte, de repente se olvidan y ya todo pasó.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Edición Impresa