Las colectoras al revés

Antonio Tardelli
Entre la práctica política y las normas que regulan la competencia por el poder se abre un inmenso abismo. Entre una cosa y la otra media un gran desajuste. Los sinsentidos se suceden: víctima de una cláusula proscriptiva, queda al margen de la elección presidencial una fuerza como Proyecto Sur, que hace un par de años parecía comerse los chicos crudos. En Santa Fe, una legislación amañada deja sin banca a un candidato que recogió un respaldo mayor que otros que sí se convertirán en legisladores. En Entre Ríos, en el más desconcertante proceso de armado y desarmado de alianzas, se tejen y destejen novelas como las del Frente Progresista Cívico y Social y también es posible que se quede afuera el grupo que orientan los ex senadores nacionales peronistas Augusto Alasino y Héctor Maya. Todo legal. Ahora, en términos de calidad democrática, la suma de elementos semejantes contribuye a delinear un panorama de retroceso.
Aunque todo esté sujeto a derecho –restan definirse aún los casos entrerrianos–, políticamente no se puede sostener ninguna de esas situaciones desde criterios que atiendan a la autonomía de los partidos y a la necesidad de ampliar la participación tanto como se pueda. El caso del Frente Progresista Cívico y Social, por ahora impedido de pegar la lista que encabeza Atilio Benedetti con los candidatos presidenciales de tres de los partidos que integran la coalición, Ricardo Alfonsín (UCR en la Udeso), Binner (Partido Socialista en el FAP) y Carrió (Coalición Cívica), es interesante pues, por fuera de lo que examina la Justicia Electoral, presenta aspectos que desde diferentes dimensiones de lo político generan encontradas tesituras acerca de su legitimidad.
En la práctica, la idea de que Benedetti adhiera simultáneamente su boleta a las de Alfonsín, Binner y Carrió configura una colectora al revés. No se trata de que, desde las jurisdicciones más cercanas, municipios o provincias, dos o más espacios políticos converjan a favor de un único candidato presidencial, o de una jurisdicción superior, modalidad que en otros distritos ocasionó problemas (se verifica un caso particular y relativamente análogo en Paraná, donde un grupo de izquierda con lista de concejales propia apoya la candidatura de la ex presidenta del Consejo General de Educación, Blanca Osuna). Es exactamente lo contrario. En un distrito, Entre Ríos, confluyen fuerzas nacionales que a la vez tienen, respectivamente, su propio candidato presidencial. O dicho de otro modo: construyen una alianza en una provincia partidos políticos con plataformas nacionales diferentes. No es exactamente lo mismo. Una de las maneras posibles de mirar el problema es centrarse en qué tipo de construcción favorece o desalienta la legislación electoral.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)