Una elección con gusto a examen de conducta

Antonio Tardelli
Porque cualquiera puede acordar con cualquiera, porque los agrupamientos dirigenciales son meras asociaciones que procuran adelantarse en la carrera por los acotados espacios de poder, la actitud del radicalismo frente al gobierno del peronismo kirchnerista asoma como el único eje más o menos atractivo de una confrontación interna que no desata pasiones.
En efecto: a falta de liderazgos aglutinantes, carente la UCR de Entre Ríos de divisiones atendibles desde una perspectiva ideológica, la atracción por el choque de listas se detiene entonces en ese aspecto relevante. Se trata de saber quién es más opositor. Interesa conocer quién está más lejos del gobierno. Pero la respuesta que verdaderamente importa no debe buscarse en el plano verbal. Debe ser rastreada en una dimensión no tan abierta.
Será oportuno determinar, en última instancia, quién es, en el terreno de las concretas actitudes, más refractario a un acercamiento con el kirchnerismo y quién está más dispuesto a convivir con él en un terreno pocas veces iluminado como es el del intercambio de favores. Se trata, en definitiva, de conocer quién está más dispuesto a ser colonizado por la gravitación gubernamental.
Así, por la ausencia de grandes líneas, por la inexistencia de líderes que generen amores y odios simultáneos, en Entre Ríos la interna del partido que unió su origen histórico a un mandato ético atrae a raíz de una insinuada discusión en torno al componente moral de la dirigencia.
Es más interesante de lo que parece.
(más información en la edición gráfica de ANALISIS del 25 de octubre de 2012)