Si te he visto no me acuerdo

Jorge Riani
La W en colores negro, rojo, amarillo imponía seriedad, confianza, inspiraba la idea de solvencia. Una serie de adjetivos que se llevan bien con el imaginario que se tiene de la disciplina y previsibilidad alemana. La W era de Waigel. Los Waigel eran parte de la cara solvente de la ya solvente e industrializada ciudad de Crespo. En la Crespo de los alemanes-rusos la W era sinónimo de Waigel. Hoy quizás sea la W de wegschaffen: ese verbo alemán que define al milímetro la situación que tiene a los Waigel como imputados. Wegschaffen significa vaciar, llevarse, quitar, dividir. Eso es lo que hicieron los Waigel con la empresa tan solvente de colores alemanes y alharaca germánica de pueblo que ensalza el trabajo, el esfuerzo, la abnegación en sus estatuas kitch de plazoletas prolijas y bulevares ordenados.
La fotografía que ilustraba parte del clan Waigel detenido por la policía, con sus cabezas cubiertas con camperas con las iniciales PER, de la Policía de Entre Ríos, graficaba el duro golpazo al ideario alegórico de la solvencia, de la transparencia, de una economía que se basaba en la confianza mutua prescindente de bancos, garantías e hipotecas.
Los Waigel lucraron con la confianza y sacaron, como de una naranja, hasta la última gota del dulce jugo. Hicieron un fondo blanco con el vaso de jugo, se tomaron hasta la última gota y no convidaron.
La idea de que la firma Waigel era solvente fue una mentira tan perfectamente orquestada que podría equipararse con la del timador aquel que llegó a un pueblo e invitó a todos a ver cómo era capaz de hacer una rica sopa con una sola piedra. La gente se juntó para certificar el poder del timador. Pero claro, para que salga bien la sopa, pidió que uno traiga una papa, otro un choclo, otro una batata, y que los vecinos hagan lo propio; y a un grupo más que se acercó a ver el poder de cocinar con una piedra le pidió un trozo de carne, y ya que está arroz, y sal. Cuando el caldo estuvo listo, el timador quitó la piedra y tomó una sopa exquisita. La gente lo aplaudía maravillada.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del 8 de Noviembre de 2012)