Del sueño rosado a la realidad gris

Antonio Tardelli
¿Será nomás que el gobierno nacional es progresista y se equivocan sin remedio quienes observan otra cosa?
La mirada se puede obnubilar por razones diversas.
Ciertos oficialistas, forzados a explicar su inserción en el poder, divisarán un espejismo progresista urgidos por su necesidad de justificación.
Ciertos opositores, cegados por su mezquindad, pueden perfectamente forzar las cosas de modo tal de negar lo evidente para no incurrir en el imperdonable pecado de elogiar al adversario.
En cualquier caso, las caracterizaciones que atribuyen al gobierno una discutible voluntad transformadora no son patrimonio exclusivo de quienes se esfuerzan en construir un relato acorde.
También la oposición, que en su desorientación termina rumbeando para el sitio exacto donde el gobierno pretende ubicarla, contribuye al equívoco.
La discusión del proyecto de reforma del Código Civil y Comercial, cuya sanción fue diferida por el oficialismo para el año que viene, entregó algún ejemplo de ese sorprendente comportamiento.
El universo conservador, amplificado por la prensa consecuente, advirtió sobre eventuales afectaciones al derecho de propiedad. La preocupación por los derechos individuales escondía esa fundamental inquietud.
(Más información en la edición número 997 de ANALISIS del 28 de noviembre de 2013)