Retoños que florecieron en la ruta de Garibaldi

Bruno Campi,
(especial para ANÁLISIS)
Como salido del Foro Romano, las sedes italianas se erigen en cada ciudad grande de Entre Ríos, con sus columnas, sus rejas, sus triangulares frontispicios, algunas con las estatuas de la mitología y siempre con las banderas celestes y blancas junto a las roja, verde y blanca.
Frente a la plaza o a pocas cuadras, casi marcando una presencia tan fuerte como el mismísimo templo católico, las sedes marcan una referencia urbana e histórica. Espaciosos, ornamentados, esbeltos en tal medida que conforman una belleza diáfana e inconfundible, las sedes sociales representan una arquitectura singular, muy parecidas a los templos masónicos en aquellas ciudades donde los hay.
De ese modo, las sociedades italianas albergan actividades culturales donde las alusiones al Dante, las operas, las danzas, los libros en dos idiomas conforman un mundo que recrean aquellos inmigrantes y sus descendientes, añorando su historia.
Es notable el modo en que los italianos han recreado los modos culturales de la península, en una provincia en la que los antecedió en su largo andar nada más y nada menos que Giuseppe Garibaldi, el padre de la patria, el unificador de principados, el aventurero, el idealista, el republicano, le ponía el cuerpo a las ideas políticas modernas, reformistas e inclusivas.
Cuando Garibaldi arribó a la provincia, en 1836, lo hizo blandiendo una causa política que a muchos intelectuales y políticos lo llevaban a hacer un trayecto inverso, es decir lanzarse al exilio. Para el piamontés, el peligro parecía motivarlo, y la muerte lo rozó más de una vez en nuestra provincia. Sin embargo, al parecer la historia le tenía reservado un lugar grande en esa creación suya que fue la Italia moderna.
Aventurero evidente, corsario confeso, pirata para algunos, héroe para otros, lo cierto es que Garibaldi no vino en busca de quietud. Con menos de 30 años de edad había partido del viejo continente con una orden de muerte sobre su persona y no por otra cuestión que no sea vivir apasionadamente sus ideales.
(Más información en la edición 1007 de la revista ANALISIS del 14 de agosto de 2014)