Leila, arrancada como la maleza

Por Silvana Melo
(de Pelota de trapo)
Leila vivía en San Salvador, un pueblo de Entre Ríos con 17 mil habitantes, capital del arroz intrusada por la soja, fumigada brutalmente, con un conteo de muertes por cánceres diversos que la gente enumera por debajo pero pocos se animan a plantar como bandera. Es que los cereales son la fuente de trabajo, directa e indirecta, de la mayoría. En pueblos como San Salvador, si no es el intendente el que tiene campo, es el médico del pueblo. O el presidente de la cooperadora de la escuela. Entonces en las charlas en las que las dirigencias se vieron obligadas a analizar las causas del aumento de los tumores (imposibles de ocultar por más que los funcionarios
ofrecieron sus dedos para el eclipse del sol) se habló de los peligros del cigarrillo. Pero el viernes murió Leila. Que no alcanzó a cumplir quince porque los venenos le arrebataron la fiesta y los onces de diciembre en los que tenía planeado celebrar.
(más información en la edición gráfica número 1011 de ANALISIS del jueves 9 de octubre de 2014)