Eppur si muove

Edición
1018

Antonio Tardelli

Se afianzaba el menemismo y con él un modo periodístico de resistir, con Página/12 como paradigma. Descubrimiento de entonces: se podía hacer periodismo serio y a la vez informal. Riguroso y divertido. Todo, desde ya, dentro de los inevitables límites del sistema. El periodismo suele mantener vínculos tortuosos con el poder: con el político, del que debe mantenerse distante, y con el económico, del que por naturaleza debe alejarse también.

Fue adentro de esas fronteras donde se desenvolvió ANÁLISIS. Son los límites que enmarcan el nacimiento, el crecimiento y la muerte (mucho más la muerte que el nacimiento y el crecimiento) de las empresas que publican noticias. La distancia con el poder es lo que aleja al periodismo de la propaganda. Los poderes se pueden poner de acuerdo, o pueden discrepar, pero el periodismo no debe ser alfil de ninguno de ellos. Más: bien puede desentenderse de los efectos de sus acciones si su proceder es libre y honesto.

Un cuarto de siglo después, vaya uno a saber si con más de continuidad que de ruptura o a la inversa, una publicación de rasgos relativamente originales comprueba cómo el entorno en el que se mueve ha involucionado. Si en su momento el sesgo revoltoso de ANÁLISIS comportó un sacudón para la prensa regional, el paso del tiempo permite apreciar cómo se terminaron combinando fenómenos contradictorios: el ascenso de nuevas camadas de trabajadores de prensa formados en los años de la restauración democrática, en buena medida impregnados de ese espíritu pretendidamente transgresor, y el aburguesamiento de las empresas comunicacionales, cada vez más preocupadas por el negocio y menos por el periodismo.

(Más información en la edición gráfica número 1018 de ANALISIS del 9 de abril de 2015)

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