Maximiliano Falcón cumplió su sueño y participó de la prueba física más exigente del mundo

El hombre de hierro

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1041

Pablo Rochi

El triatlón es una competencia muy dura, con la disputa de tres disciplinas en una misma prueba. Para quienes quieren un desafío aún mayor y hasta más allá del límite existe lo que se denomina como Ironman. Es la prueba física más exigente del mundo, de la que no cualquier atleta se anima a participar. El Ironman consta de 4 kilómetros de nado, 180 kilómetros en bicicleta y 42 kilómetros de atletismo.

Días atrás, en Brasil, se realizó una de las fechas más importantes del calendario del Ironman. En esta oportunidad, alrededor de 2.500 competidores se inscribieron a la prueba. Entre los atletas estuvo el paranaense Maximiliano Falcón, quien en su primera vez en esta competencia pudo cumplir todo el recorrido. Fueron 11 horas y 40 minutos de acción, en un desafío tan duro como extenuante. En Florianópolis, sede de la prueba, Falcón no fue el único paranaense; también compitieron Víctor Flematti y Julián Vinagre.

Tras regresar al país, tomarse unos días de descanso y volver a estabilizar su ritmo de vida, Falcón se animó a contar su experiencia desde adentro. Un verdadero “Hombre de Hierro”.

—Al margen de las distancias que hacen al Ironman, ¿cómo definirías esta disciplina?
—El Ironman es una competencia en la cual juega mucho lo mental. Se necesita estar fuerte de la cabeza para poder ser parte de ella. En ningún momento te podés dar por vencido, más teniendo en cuenta que tenés muchos momentos de quiebre en la carrera. De entrada nomás, cuando te tirás al mar ves la boya muy chiquitita, y ahí te das cuenta de que tu primera meta está muy lejos. Después, cuando llevás 150 kilómetros en la bicicleta, hay un momento en que te querés bajar, porque no soportás más estar arriba. No querés saber nada con pedalear. Y no sólo te quedan 20 o 30 kilómetros más en bici, sino que después te faltan los 42 kilómetros de pedestrismo.

—¿Cuál es uno de esos momento de quiebre, por ejemplo?
—Cuando estás corriendo, después de nadar y andar en bicicleta, el cuerpo ya no te da más. Ése es el momento que la cabeza te impulsa a seguir. Esta competencia, por ejemplo, termina de noche. De día, Brasil es hermoso, pero a la noche la temperatura baja. Entonces, estás cansado, deshidratado y también con frío. Recuerdo que en el kilómetro 34, a ocho de terminar la competencia, empecé a tiritar de frío. Ahí paré y tuve que tomar dos tazas de sopa. Imaginate que durante toda la carrera de tomar agua, sales minerales y toda clase de líquidos hidratantes pasás a tomar sopita.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 16 de junio de 2016)

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