De exigir justicia a legitimar la corrupción

La penosa parábola de Hebe

Edición
1044

Antonio Tardelli

Como en los inolvidables años del peronismo menemista, cuando era menester fundamentar hasta lo obvio, desde la existencia del Estado hasta la independencia de sus poderes, se transita nuevamente hoy por una discusión degradada que llena el espacio público de una insustanciabilidad militante. La obstrucción a la Justicia protagonizada a rostro descubierto por referentes kirchneristas, como si una dictadura los obligara a la resistencia, se enmarca en ese contexto.

La defensa política de Hebe de Bonafini, y de su insostenible desafío a un juez que investiga episodios de corrupción, es de una endeblez que sólo se explica desde los resabios del fanatismo cultivado durante los últimos desde el aparato estatal. Fueron inconsistentes y tramposos los alegatos de sus abogados políticos.

Los fundamentos de su postura, tan inusual que exigía una fundamentación más sólida, se nutrieron por derecha y por izquierda. En esta última versión se agitó la idea de que el Poder Judicial que asedia a Bonafini no es sino “la Justicia del sistema”, entendiendo por “sistema” el régimen económico vigente. La hipótesis podría ser hasta pintoresca si se obviara que fueron pobres, sujetos privados de propiedad, o sea, las víctimas del sistema, quienes se quedaron sin vivienda producto del desbarajuste de Sueños Compartidos.

(Más información en la edición gráfica número 1044 de ANALISIS del jueves 11 de agosto de 2016)

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