El club que nació con el Parque

Pablo Rochi
Está claro que se puede disfrutar el presente sin olvidar el pasado. Al menos eso es lo que actualmente experimentan todos aquellos que, en mayor o menor medida, se identifican con el Paraná Rowing Club, institución que disfruta del momento más exultante de su rica historia.
El Rowing, denominado y conocido como el club del parque o el de la costanera, acaba de cumplir 100 años de vida, con todo lo que ello significa para una institución deportiva y, desde ya, para la sociedad.
En un contexto de mucho sentimiento, es lógico que allegados, como viejos y actuales socios del Rowing, se confundan entre las añoranzas de los recuerdos y la ilusión de un futuro promisorio.
Este club es uno de los más añejos de la ciudad. El 24 de abril alcanzó el centenario de vida, largo proceso que, inevitablemente, transporta la realidad de un club sólido y en crecimiento con aquellos inicios repletos de sueños y grandes deseos.
Es difícil encontrar un club sin sentimientos. Cada uno tiene el suyo, algunos más, otros menos. Lo que nadie puede negar es que aquellas entidades de mucha historia han sido fundamentales para el crecimiento y desarrollo de la ciudad.
Así como el club Estudiantes, el club Paraná, el club Belgrano, el club Talleres y el Club Tiro Federal Paraná alcanzaron los 100 años de vida y crecieron a la par de la ciudad, el Rowing también fue parte importante de ese proceso. De hecho, esta entidad se forjó codo a codo con el Parque Urquiza, todo un emblema de la capital entrerriana.
Primeros pasos
El primer paso del Paraná Rowing Club se dio el 24 de abril de 1917. Tras dictarse los estatutos, el reglamento de socios y la primera elección de autoridades, se designó como primer presidente al ingeniero Miguel Izaguirre.
Como en cada gran inicio de una actividad, los primeros objetivos estuvieron puestos en afianzarse como institución. Para ello, sería fundamental contar con una sede propia.
Por aquel entonces, las reuniones, las juntadas y demás actividades se llevaban a cabo en el viejo galpón del Ministerio de Obras y Servicios Públicos, en el Puerto. Aquellos primeros actores habían conseguido en préstamo ese espacio, que le dio riendas sueltas a sueños e ilusiones.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS del 27 de abril de 2017)