Reportaje impertinente a Oscar Cacho Balla, Secretario de Trabajo de la Provincia

“Soy un tipo al que le gusta vivir la vida”

Edición
1058

Claudia Martínez
(Especial para ANÁLISIS)

Oscar Balla espera a ANÁLISIS temprano, rodeado de fotos de todas las épocas, las que lo tienen como árbitro, como jugador, como dirigente de Bochas, como candidato.

Asistido por su hija y secretaria, Viviana (la que controla estrictamente su agenda diaria y sus audiencias), Balla se sienta en una antesala a su despacho rodeado de postales de su vida como jugador de fútbol y como funcionario.

Sonríe poco y su cara denota el derrotero de un funcionario de carrera que siempre estuvo al pie del cañón y, más de una vez, en el medio de duras negociaciones entre patronal y trabajadores.

Cacho, como todos lo conocen, comienza a desgranar su historia, la que anotó año por año para no olvidarse y la que recuerda con lujo de detalles.

La historia de un empleado de carrera

Es el quinto hijo de los siete del matrimonio conformado por Elda Villalba y Oscar Balla; nacido y criado en el barrio Gazzano. Tiene cinco hijos, de los cuales Mónica, Viviana, Rodrigo y Florencia son del primer matrimonio, y Antonella es la hija de la actual pareja, Silvia Yanitello.

Es empleado de carrera del Ministerio de Trabajo de la Nación desde el año 1980. Comenzó como chofer,pero lo comenzaron a capacitar y a los 6 mesespasó a cumplir la tarea de inspector laboral. Años más tarde fue ascendido a jefe de División y algunos años antes de pasar a la provincia ya era encargado de la División Asociaciones Sindicales, “donde fui designado por José Gabás, ahí controlaba todo de las entidades sindicales”, detalla.

—¿Y con qué gremio te llevás mejor? Porque por acá pasan todos…
—Con todos, bien en general. Bordet me puso acá pero antes todos los sindicatos se juntaron y en cierta manera aprobaron la designación. Trato de juntar siempre a las partes para intentar llegar a un entendimiento, no busco enfrentar. Entiendo y trato de ponerme de los dos lados. Son generadores de puestos de trabajo algunos patrones por lo tanto los necesitamos, pero tratamos de ser equitativos.

—¿Cuál fue la situación más dura que te tocó al frente del Ministerio de Trabajo?
—Hubo varias cosas. En un momento, hace unos años, en el 2005 o 2006, los empleados del Túnel estaban haciendo un reclamo muy duro y decidieron no dejar pasar a nadie de Paraná a Santa Fe. El secretario general era Giusti. Estuve dialogando con ellos, que estaban malísimos. Me rodearon y no me dejaban hablar, porque consideraban que yo representaba al gobierno. Hablé, hablé mucho, y los convencí de que nos juntáramos acá esa misma tarde. Vinieron todos y ahí destrabamos el conflicto. Lo mismo me pasó en Viale, en un frigorífico, y cuando fui logramos destrabar el problema que llegó a que no dejaran entrar los camiones al lugar. La UADER, cuando estuvo tomada, fue otro problema importante que me tocó enfrentar. Si bien no fue competencia mía, todos los alumnos habían tomado la sede de la Universidad. Ahí me habló Edgardo Masarotti, que tenía el hijo estudiando ahí, e intentamos negociar. Los sentamos a todos y luego de una semana de arduas charlas y reuniones logramos destrabar y levantar la toma.

(Más información en la edición número 1058 de la revista ANALISIS del jueves 11 de mayo de 2017)

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