Nadar hasta el reconocimiento

Pablo Rochi
En Argentina son muchos más los que consideran que las grandes figuras del deporte están en Europa y ganan millones de Euros con contratos fastuosos, sin saber que hay atletas muy reconocidos en el mundo pero que no tienen tanto cartel como los otros.
Damián Blaum no reniega de este pensamiento. Él hace su trabajo y lo hace muy bien. El nadador bonaerense no es hoy una estrella sólo porque practica aguas abiertas, un deporte que no tiene tanta vidriera como el fútbol, el básquet, el tenis o el automovilismo.
Blaum, consciente del lugar que ocupa, es considerado uno de los mejores nadadores del mundo en su disciplina y desde hace mucho es parte de una lista de los más reconocidos competidores en el ámbito internacional.
A decir verdad, su cuerpo no dice mucho. De hecho, Corcho, su sobrenombre, le encaja muy bien. No obstante, su espíritu, su disciplina y el trabajo constante lo llevaron a ser ganador de grandes competencias.
Blaum tiene con qué chapear en el mundo del deporte. Fue vencedor en tres de las más destacadas competencias de aguas abiertas del circuito FINA (Santa Fe-Coronda 2017, Capri-Nápoles 2010 y 2015 y Hernandarias-Paraná 2007, 2009 y 2010), campeón mundial del tour en 2013 y un persistente animador de las maratones acuáticas de largo aliento.
Porteño de 36 años, Blaum estuvo en la capital entrerriana para ser parte de la Villa Urquiza-Paraná. Uno de los mejores deportistas argentinos de la actualidad, no tiene la vidriera de otros pero sí el orgullo de trascender por sus cualidades y talento.
(Más información en la edición gráfica número 1074 de la revista ANALISIS del jueves 15 de marzo de 2018)