Un día de furia

El gobernador Gustavo Bordet logró finalmente desplazar a Sergio Urribarri de las listas de candidatos oficialistas para el Congreso de la Nación. Fue una puja de varios días, en la que terminó de convencer a la fórmula Fernández-Fernández de la imagen negativa del exgobernador y cómo iba a conspirar con las pretensiones electorales del kirchnerismo. Urribarri tuvo que resignarse a una derrota política y rompió relaciones con su sucesor. Mientras no recupere poder, no podrá embestir al mandatario y, además, se le viene una seguidilla de instancias judiciales, que lo encontrarán sin fueros a mediados de diciembre.
Daniel Enz
Ese sábado al atardecer, Gustavo Bordet, se plantó firme y le pasó el mensaje al kirchnerismo: “Si siguen presionando de esta manera, nos bajamos y no nos presentamos. Armen ustedes nomás su lista, pero no cuenten con nosotros”. El gobernador había soportado demasiadas presiones desde el centro de operaciones K entre el jueves y el sábado. Primero, por la idea fija de Sergio Urribarri de buscar afanosamente el lugar de primer candidato a senador nacional del PJ entrerriano y luego como diputado nacional. Hay quienes sostienen que más allá de los mensajes telefónicos enviados al gobernador, Bordet prefirió no atenderlo ni responderle. Y resolver según su criterio.
Desde el urribarrismo y el kirchnerismo, el objetivo era no solamente ubicar al exmandatario en un lugar de privilegio, sino también a la exintendenta Blanca Osuna de Molina y, a la vez, a la actual concejal y diputada provincial electa del PJ, Stefanía Cora, referente de La Cámpora en Entre Ríos. “Es lo que habíamos acordado con Alberto Fernández y la señora”, insistía Urribarri.
Tanto Bordet como Edgardo Kueider, secretario general de la Gobernación, resistieron la embestida, con el argumento del desgaste de Urribarri en la opinión pública y su alta imagen negativa. “Si ustedes quieren perder las elecciones, vayan con Urribarri, pero no cuenten con nosotros”, le remarcaron.
Incluso, llegaron a exhibirle una encuesta entregada por Julio Aurelio ese mismo sábado del cierre de listas, donde se consignaba que Alberto Fernández solamente estaba arriba por cuatro puntos (40% a 36%) en el territorio entrerriano. Blanca Osuna casi no entraba en la consideración, aunque en principio el gobernador tampoco estaba convencido de incluirla, habida cuenta de las diferencias políticas que habían existido con su grupo político interno, en acuerdo con el diputado provincial Pedro Báez. Dichos sectores fueron muy críticos de Bordet, en especial con la buena relación que había formalizado el gobernador con el presidente Macri, como así también con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, lo que le sirvió para lograr fondos iniciales y no dejar que la provincia se hundiera en el agujero negro dejado por Urribarri. Incluso, hasta último momento trataron de hacerle frente a Adán Bahl, para pelearle la interna por la comuna de la capital entrerriana, con una integrante del gabinete de Bordet, de consenso político, a quien pretendían instalar dentro del seno mismo del kirchnerismo y de esa manera quitarle apoyo al vicegobernador.
(Más información en la edición número 1099 de ANALISIS del jueves 27 de junio de 2019)