La impunidad del profesor abusador

Su cara fue cartel. Conrado “Rudy” Astudilla soñó siempre con ser reconocido como poeta, aunque su rostro tomó mayor notoriedad en distintas movilizaciones feministas por haber sido denunciado como abusador sexual y violento con quienes eran estudiantes de primer año mientras él estaba al frente de la clase. Sobre él recae un Juicio Académico que lleva un año y medio desde que se formalizaron las tres denuncias, pero hasta el momento no se avizora una pronta resolución que ponga fin al calvario de las denunciantes. Mientras tanto, si bien está suspendido, sigue gozando de su salario hasta tanto se dictamine lo que toda la comunidad académica de Humanidades de la Uader ya sabe: que es un profesor que usó su rol de autoridad para abusar de sus estudiantes. ANÁLISIS accedió a una nueva presentación de una de las denunciantes que deja rondando una pregunta: ¿Por qué se demora tanto la resolución del Tribunal Académico?
Por Juan Cruz Butvilofsky
Conrado “Rudy” Astudilla hace un año y medio que no puede dar clases en la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (Fhaycs) de la Uader. El motivo formal es una suspensión a raíz de las denuncias en su contra por ser un abusador sexual y violento con sus estudiantes. La licencia fue solicitada casi en simultáneo con la denuncia formal de una de las sobrevivientes a los abusos del profesor con aires de rockero que dictaba clases de Semiótica y Problemática Epistemológica de la Psicología.
La denunciante se dirigió al Programa Igualdad de Género, Sexualidad y Derechos de la Uader en donde brindó un crudo testimonio de lo que sufrió con Astudilla. Pero no fue la única denuncia; otras tres estudiantes también lo denunciaron por los mismos hechos. Cabe aclarar que tres de las cuatro denuncias fueron formales y ante las autoridades de la Uader.
La primera en denunciarlo fue Andrea -año 2014- pero la respuesta de las autoridades fueron el ninguneo y la violencia institucional. A tal punto fue así que desde la Uader le exigieron que mostrara “marcas en el cuerpo” que probaran lo que denunciaba.
Esta actitud de la casa de estudios pareció cambiar con el tiempo y la cuarta ola feminista, pero la dilación del caso Astudilla es una muestra de que nada ha cambiado desde aquella vez que Andrea se dirigió por primera vez ante las autoridades para denunciar al profesor abusador.
El 7 de marzo del año pasado, el Consejo Directivo de la Fhaycs dispuso el inicio de un sumario contra el docente, atentos a la denuncia que lo volvía a colocar como victimario. Desde entonces, Astudilla cobra su sueldo sin trabajar y sin que se resuelvan las denuncias en su contra.
El proceso comenzó con la etapa de instrucción sumaria donde las autoridades recopilaron prueba testimonial. Recién en noviembre del año pasado, el profesor acusado compareció ante el Tribunal para ejercer su defensa material, aunque montó un show en repudio a las estudiantes que se manifestaron en sede del rectorado de Uader. Astudilla, como lo hacen los típicos abusadores, negó todo y responsabilizó a las mujeres denunciantes.
Se esperaba que, luego de la declaración indagatoria como imputado, el Juicio Académico siguiera su curso y se dictamine en base a la prueba recolectada. Sin embargo, a un año y medio de la denuncia la situación sigue dilatándose y no hace otra cosa que generar una seria sospecha: ¿por qué Astudilla recibe tanta protección por parte de las autoridades de la Uader?
(Más información en la edición gráfica 1104 de la revista ANALISIS del jueves 12 de septiembre de 2019)