La importancia de lo institucional y las flaquezas de la CTA

La enseñanza que Bolivia nos legó

Edición
1108

Antonio Tardelli

Dividiendo aguas respecto de su caracterización, el golpe de Estado que en Bolivia desalojó del poder a Evo Morales puso en evidencia las dificultades para aprehender la realidad regional conforme leyes que supuestamente todo lo abarcan. Los agitados días de América Latina, donde los ciudadanos se movilizan contra las penurias que siembran gobiernos tildados de conservadores o presentados como progresistas, desestiman las respuestas ligeras. Todo es complejo pese a la patética sencillez que encierra la imagen de un jefe militar que, dando lectura a una proclama política, resucita imágenes de décadas idas.

Pero esas anomalías siguen ocurriendo, nos anoticia Bolivia. Y en su materialización desmienten a quienes hasta ayer proclamaban que los golpes de Estado en su modalidad clásica eran asunto del pasado. Es la era de los golpes blandos, pontificaban. Ahora las cosas funcionan de otro modo: complots parlamentarios, guerras judiciales y complicidades mediáticas. Pero sucedió Bolivia. Bolivia nos dice que no es así. O que no es tan así. Se les escapan fenómenos a las explicaciones que todo lo explican.

Al tiempo que relativiza las posiciones vulgarizadas por los sectores que le disculpan al progresismo las prácticas corruptas, en su génesis y en su desarrollo el episodio boliviano obliga a reexaminar la trascendencia de los aspectos institucionales. Los abusos del poder, acabamos de aprender, deben ser denunciados como exigencia del presente y no como mero ejercicio de memoria. Ello es así mal que les pese a quienes compran revoluciones de cotillón y apelan a una retórica inflamada para denunciar atrocidades que tienen ya más de cuatro décadas de antigüedad. Necesario, sí, pero inofensivo. A nadie incomoda ya. Las arbitrariedades del poder presente (incluso del que se autoidentifica con los intereses populares, o sobre todo él) son las que exigen ser puntualizadas. Porque pueden ser la raíz de crisis que acaban con gobiernos, como pudo comprobar Morales, quien hasta hace unas pocas semanas se hallaba en absoluto control de la situación.

(Más información en la edición gráfica número 1108 de la revista ANALISIS del jueves 21 de noviembre de 2019)

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