Consulta popular para ampliar la Corte, pero para temas ambientales, ni lo sueñen

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1131

El partido que gobierna la Argentina no quiere saber nada con la posibilidad de que las comunidades sean las que decidan si un emprendimiento potencialmente contaminante debe instalarse o no (“licencia social”). Sin embargo, promueve una consulta popular para que la ciudadanía decida si se debe ampliar la Corte Suprema. ¿Cómo se puede entender semejante contradicción? La palabrita que lo explica es elitismo. Ya sea en versión populista o liberal, tienen aversión a que la comunidad decida por sí misma.

Por Américo Schvartzman

El Presidente anunció que convocará a una consulta popular por varios temas candentes. En una decisión inédita en los últimos treinta años, Alberto Fernández anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley para convocar a una consulta popular en la que pretende que la sociedad argentina dirima varios temas controvertidos: licencia social para que cada comunidad resuelva ante emprendimientos potencialmente contaminantes, sueldos de funcionarios atados al salario mínimo vital y móvil, separación del Estado de cualquier religión, son algunos de los que adelantó.

La noticia sacudió al espectro político esta mañana: es la primera vez, desde aquella histórica consulta realizada por Raúl Ricardo Alfonsín en 1984, que un Presidente decide la convocatoria a una consulta popular, en donde será la ciudadanía la que resuelva algunos de los temas más controvertidos que la democracia no afrontó en estos años y que concentran algunas de las polémicas más fuertes que conmueven a la sociedad.

El único antecedente de una decisión de este tipo lo señaló el propio Alberto Fernández, en el breve mensaje con que anunció la iniciativa: “Esta es una de las cosas que aprendí de Alfonsín”, dijo el jefe del Estado. “Hay problemas que no puede resolver la dirigencia aisladamente, sino que lo debe debatir y decidir directamente la ciudadanía. Así resolvimos de modo definitivo el problema del Beagle en 1984, gracias a la inteligencia y generosidad del Presidente Alfonsín, cuando todavía no estaban previstas constitucionalmente las consultas populares”.

Luego reflexionó: “No puede ser que cada tema decisivo para nuestro presente y nuestro futuro, termine siendo una pelea encarnizada entre posiciones extremas, que en muchos de esos temas las respuestas terminen dejando desconformes a todos, y para peor, que quienes deberían ser los representantes del pueblo terminen sesionando casi a escondidas, o protegidos por vallas y fuerzas de seguridad. La democracia sin duda no es eso, compatriotas. La democracia es que entre todos resolvamos lo que, a todos, todas y todes, nos va a terminar afectando”.

(La nota completa en la edición gráfica número 1131 de la revista ANALISIS del jueves 23 de junio de 2022)

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